"Si alguno destruyere el templo de Dios" ¿es intepretado correctamente a la luz de la biblia?
Por: Dr. Félix Muñoz
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es – 1 Cor 3:16-17 (RVR)”.
Según el contexto inmediato, Pablo comunica cuales son las consecuencias de las divisiones (3:1 ss) haciendo inca pie en cómo esta impide el crecimiento espiritual (3:1-9) y como esa falta de crecimiento bloquea el recibimiento de las recompensas divinas (3:10 ss). Por la gracia de Dios Pablo es el apóstol fundador, o arquitecto de la iglesia. Los maestros que le siguen continúan levantando el edificio y deben hacerlo con mucho cuidado. Al ver los (v.11-12) Jesucristo es el único fundamento. Los materiales de construcción pueden ser temporales o de los que perduran (aunque el oro, la plata y las piedras preciosas no se utilizan normalmente, excepto para adornar el edificio). Según el (v.13) En el siglo primero existían constructores deshonestos, pero llegará el día de juicio cuando los hechos serán revelados y el fuego probará los materiales que fueron utilizados. Luego vemos en el (v.15) Los constructores deshonestos verán cómo toda su obra es destruida por las llamas, y ellos mismos saldrán chamuscados. Su salvación no está en tela de juicio, pero la función que Dios les ha dado en la iglesia ha sido totalmente desacreditada por sus propias actividades. Lugo de entrar en toda la explicación en su sano contexto, Pablo entra en el (v.16) Además de la analogía que Pablo ha utilizado en el (v. 9), describe aquí al pueblo de Dios como su santuario en el que mora el Espíritu. Para luego de ello afirmarles en el (v.18) Como los corintios se habían engañado a sí mismos en cuanto a la sabiduría. Pablo invita a quienes son reputados como sabios o elite intelectual entre los cristianos a reconocer su ignorancia para que puedan llegar a ser verdaderamente sabios.
Según el contexto inmediato, Pablo comunica cuales son las consecuencias de las divisiones (3:1 ss) haciendo inca pie en cómo esta impide el crecimiento espiritual (3:1-9) y como esa falta de crecimiento bloquea el recibimiento de las recompensas divinas (3:10 ss). Por la gracia de Dios Pablo es el apóstol fundador, o arquitecto de la iglesia. Los maestros que le siguen continúan levantando el edificio y deben hacerlo con mucho cuidado. Al ver los (v.11-12) Jesucristo es el único fundamento. Los materiales de construcción pueden ser temporales o de los que perduran (aunque el oro, la plata y las piedras preciosas no se utilizan normalmente, excepto para adornar el edificio). Según el (v.13) En el siglo primero existían constructores deshonestos, pero llegará el día de juicio cuando los hechos serán revelados y el fuego probará los materiales que fueron utilizados. Luego vemos en el (v.15) Los constructores deshonestos verán cómo toda su obra es destruida por las llamas, y ellos mismos saldrán chamuscados. Su salvación no está en tela de juicio, pero la función que Dios les ha dado en la iglesia ha sido totalmente desacreditada por sus propias actividades. Lugo de entrar en toda la explicación en su sano contexto, Pablo entra en el (v.16) Además de la analogía que Pablo ha utilizado en el (v. 9), describe aquí al pueblo de Dios como su santuario en el que mora el Espíritu. Para luego de ello afirmarles en el (v.18) Como los corintios se habían engañado a sí mismos en cuanto a la sabiduría. Pablo invita a quienes son reputados como sabios o elite intelectual entre los cristianos a reconocer su ignorancia para que puedan llegar a ser verdaderamente sabios.
La declaración del (v.14) por lo general expresa en su contexto histórico como se recompensa a alguien que ha hecho algo que no estaba obligado a hacer; de otra forma sería una cosa ganada como pago por sus buenas obras. Pablo en ninguna parte enseña que se amasen méritos por el trabajo que se hace para Dios. Por el contrario, él mismo afirma con gozo que si bien ha trabajado arduamente, no ha sido él, sino “la gracia” que le fue dada (v.10; cf. 1 Cor 15:10). El cristiano no es un “caza recompensas”, sino alguien que vive por la gracia y la misericordia de Dios. Solo así el Señor coronará su esfuerzo con bendiciones incalculables y hasta alabará su diligencia (1 Cor 4:5). Es así como se reciben las recompensas. La prueba de fuego determinará si alguien recibirá recompensa. La distinción aquí no es entre salvos y no salvos, sino entre los que construyen bien y los que lo hacen pobremente. Sufrirá pérdida significa que se pierde la recompensa. La imagen es la de uno que tiene que precipitarse entre las llamas para escapar a lugar seguro. No se habla de fuego de purificación, sino de prueba.
Hay dos palabras griegas para templo: “naos” que se refiere al santuario y señala el lugar de habitación de Dios, y “ieron” que incluye todos los recintos del templo. Aquí Pablo usa la primera. Aunque a veces la imagen se aplica al creyente individual (6:19), la idea es que toda la comunidad de creyentes es el santuario de Dios. El Espíritu es la clave, la realidad crucial para la vida de la nueva vida. La idea comunicada aquí es “Sois santuario de Dios” (naos theou este). Literalmente, un santuario (naos, no hieron, el recinto sagrado, sino el lugar santo y el santísimo) de Dios. La misma imagen de edificio que en el versículo 9 (oikodomë), sólo que aquí se trata del mismo santuario. En el cual Mora el Espíritu (en humin oikei). El Espíritu de Dios hace en nosotros su morada (oikei), no en templos hechos con manos (Hch. 7:48; 17:24). Pero aquí expresa la idea de un organismo vivo enlazado por muchos componentes los cuales forman un templo, es decir la iglesia en general, no habla en singular sino en plural. Pablo recuerda a los creyentes que ellos son santuario de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en ellos. Es cosa cierta que cada creyente individual es también un santuario de Dios en el que mora el Espíritu Santo, pero éste no es el pensamiento aquí. El apóstol está ahora contemplando a la iglesia como compañía colectiva, y desea que se den cuenta de la santa dignidad de tal llamamiento.
La gravedad de las divisiones en la iglesia de Corinto debe verse a la luz de la naturaleza de la iglesia como el templo de Dios. La repetición que hace Pablo del verbo destruir resalta este hecho. Cuando Pablo escribe están presentes los elementos que podrían causar destrucción. Se refiere a los que no tienen el Espíritu de Dios, quienes por doctrina (falsos maestros) o forma de vida (inmoralidad) están arruinando y corrompiendo a la iglesia y se han puesto bajo la ira de Dios.
La palabra “Destruir” del griego (phtheirei). Comunica el templo exterior, es meramente el símbolo de la presencia de Dios, la Shekiná (la Gloria). Dios hace su morada en los corazones de su pueblo o la iglesia en cualquier lugar determinado como Corinto. Es algo terrible derribar implacablemente una iglesia o templo de Dios como un terremoto que derriba un edificio convirtiéndolo en un montón de ruinas. Este antiguo verbo phtheirö significa corromper, depravar, destruir. Es un gran pecado ser un destructor de la iglesia. Hay en realidad algunos predicadores que dejan tras de ellos la ruina como un tornado a su paso. Dios le destruirá a él (phtherei touton ho theos). Hay una solemne repetición del mismo verbo en el futuro de indicativo activo. La condición está en primera clase, y se supone cierta. Entonces el castigo es cierto e igualmente eficaz. El destructor de la iglesia será destruido por Dios. ¿Qué significa aquí Pablo por «destruirá»? ¿Se refiere a castigo aquí, o en el más allá? ¿No podrían ser ambas cosas? Desde luego, no se refiere a la aniquilación del alma humana. Hay aquí suficiente advertencia para hacer reflexionar a cualquier pastor antes de derribar a trozos una iglesia a fin de vindicarse a sí mismo.
Por el solo hecho de que el templo es “Sagrado” (hagios). Por ello merece un tratamiento reverencial. No es el edificio o casa lo que Pablo designa como «santuario de Dios» (ton naon tou theou), sino la organización u organismo espiritual del pueblo de Dios en donde mora Dios, «el santuario de Dios, el cual sois vosotros» (naos tou theou hoitines este humeis). El pronombre relativo cualitativo hoitines está en plural para concordar con humeis (vosotros), y se refiere al sagrado santuario acabado de mencionar. Los mismos corintios habían olvidado, en sus encolerizadas disputas, su santa herencia y vocación, aunque este fracaso no era una excusa para los cabecillas que los habían llevado a ello.
En 6:19 Pablo recuerda otra vez a los corintios que el cuerpo es el templo (naos, santuario) del Espíritu Santo, hecho que habían olvidado en sus inmoralidades. Una clase de obra en la iglesia local es aquella que puede ser calificada de destructiva. Aparentemente, había falsos maestros que se habían introducido en la iglesia en Corinto, la instrucción de los cuales tendía más a favorecer el pecado que a la santidad. No consideraban que fuese una cuestión seria el causar de esta manera el caos en un templo de Dios, por lo que Pablo truena con esta solemne declaración: Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruirá a él (Con esto da a entender el juicio severo que los falsos maestros recibirán por el daño causado al cuerpo de Cristo/Iglesia). Contemplado desde una perspectiva local, esto significa que si alguno entra en una iglesia local y destruye su testimonio, Dios le destruirá a él. Este pasaje se refiere a falsos maestros que no son verdaderos creyentes en el Señor Jesús. La gravedad de tal ofensa queda indicada en las palabras finales del versículo “Porque el santuario de Dios, el cual sois vosotros, es sagrado”.
¿Que comunica el texto en sí? La inmoralidad de los creyentes, la cual viola las leyes divinas, impulsada por falsos maestros y sus doctrinas herradas. Destruyendo así el orden que Dios desea para con los suyos.
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