Dios ¿Abandonó a Jesús?
- Mateo 27:45-46: “Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde hubo tinieblas sobre toda la tierra. 46 Cerca de las tres de la tarde, Jesús clamó a gran voz. Decía: «Elí, Elí, ¿lema sabactani?», es decir, «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (Reina Valera Contemporánea [RVC])
Jesús citó el Salmo 22, el cual empieza así:
- “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos, y no vienes a salvarme? ¿Por qué no atiendes mi clamor?”
Jesús citó este Salmo para que pusieran atención aquellos que lo escuchaban como confirmación de que Él estaba cumpliéndolo en la misma cruz del calvario:
- Salmo 22:11-18: “No te apartes de mí, que me cerca la angustia y nadie viene en mi ayuda. 12 Mucha gente poderosa me rodea; son fuertes como toros de Basán. 13 Como leones feroces y rugientes, abren sus fauces, dispuestos a atacarme. 14 Me voy diluyendo, como el agua; tengo todos los huesos dislocados. El corazón, dentro del pecho, se me derrite como la cera. 15 Tengo seca, muy seca, la garganta; la lengua se me pega al paladar; ¡me has lanzado al polvo de la muerte! 16 Me ha cercado una banda de malvados; ¡me tienen rodeado, como perros! ¡Han taladrado mis manos y mis pies! 17 Puedo contarme todos los huesos, mientras ellos se regodean al verme. 18 Echan a la suerte mis vestidos y se los reparten por sorteo”.
El término “perros” fue usado por los judíos para referirse a los gentiles (cf. Mateo 15:21-28). Dentro de Su pecho, el corazón se le derretía como cera (v. 14). Durante el proceso de la crucifixión, la sangre derramada hizo que los latidos del corazón fueran más fuertes, hasta sentirse totalmente agotado. De acuerdo al v. 15, la sed que sentía el Señor, era tremenda. Y los versículos del 16b hasta el 18 son descritos en el Nuevo Testamento:
- Mateo 27:35: Después de que lo crucificaron, echaron suertes para repartirse sus vestidos, con lo que se cumplió lo dicho por el profeta: «Se repartieron mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.»
El Salmo 22 fue escrito 1.000 años antes de que Cristo naciera. En ese tiempo, la crucifixión no había sido inventada. En realidad, fueron los fenicios quienes la inventaron y los romanos desarrollaron los medios agonizantes de esta ejecución. Por lo tanto, cuando Roma dominó a Israel, la crucifixión se convirtió en el medio de la pena capital, el cual, impusieron al pueblo judío, quien utilizaba la lapidación como pena capital. Sin embargo, Jesús está señalando las Escrituras para consolidar Su misión mesiánica.
Un comentario adicional
- 2ª Corintios 5:21: “Al que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios”.
Es posible que en algún momento en la cruz, Dios haya hecho a Jesús pecado para nuestro beneficio, y en cierto sentido, Dios el Padre, le dio la espalda a Su Hijo:
- Habacuc 1:13: “Si por la pureza de tus ojos no soportas ver el mal ni los agravios, ¿por qué soportas ver a quienes nos desprecian? ¿Por qué callas cuando los impíos destruyen a quienes son más justos que ellos?”
Por lo tanto, es posible que cuando a Jesús le colocaron sobre Sí todos nuestros pecados en la cruz (1ª Pedro 2:24), el Padre, espiritualmente, dejó de colocar Sus ojos sobre Su Hijo, y fue en ese momento, cuando Su Hijo clamó, diciendo: «Elí, Elí, ¿lema sabactani?», es decir, «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»
Una cosa es segura, No tenemos la capacidad para entender la experiencia más terrible de colocar los pecados de todo el mundo sobre el Señor Jesús en la cruz, mientras colgado, soportaba un dolor insoportable. El dolor físico fue inmenso; pero el espiritual tuvo que ser aún mayor.
Esto nos muestra claramente cuánto nos ama Dios.
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