El resultado
del pecado social
Por:
Dr. Félix Muñoz
Leer: Josué 7:1-26
Hay vicios sociales
en las estructuras del poder sociopolítico que llevan a los individuos a
perpetuar la injusticia, la explotación y las contradicciones sociales. Una
determinada estructura puede establecer tendencias pecaminosas entre los
individuos. Y si ese pecado se generaliza, llega a convertirse en pecado
colectivo, como sucede, por ejemplo, con la codicia y la banalidad de la vida.
Ahora bien, al
pertenecer a una comunidad sociopolítica, el individuo adquiere
responsabilidades tanto individuales como comunitarias y, por lo tanto, debe
tener en cuenta que sus acciones tienen repercusiones sociales y políticas.
Puesto que cada individuo forma parte de la urdimbre social, todos sus actos
afectan positiva o negativamente al comportamiento social.
Es importante tener
en cuenta que existe cierta correlación entre la conducta del individuo y la
estructura social. Un diseño social injusto, por ejemplo, puede conducir a los
individuos a cometer injusticias en sus relaciones interpersonales y laborales,
como sucede con la explotación, la tiranía y la pobreza. Asimismo, las acciones
de un individuo pueden llevar a una comunidad al colapso. Cuando la sociedad
tiene un comportamiento equivocado, es responsabilidad del individuo tomar
distancia responsable de ese comportamiento para generar una contracultura,
pero cuando el individuo atenta contra la estabilidad y seguridad de la
comunidad, es responsabilidad de esta corregir al sujeto.
Esta doble relación
se ve reflejada en el capítulo siete de Josué, donde el pecado de Acán se le
imputa a todo Israel. Su vileza llega a ser la vileza del pueblo. Dios había
declarado anatema (jerem) a Jericó, por lo que la expuso al exterminio total.
Esto implicaba la muerte de todo ser viviente dentro de la ciudad, a excepción
de Rajab y sus parientes. Nadie podía hacer uso de las riquezas de la ciudad.
Sin embargo, Acán había tomado del anatema un manto babilónico, doscientos
ciclos de plata y un lingote de oro. Con ese acto, Acán se hizo anatema e hizo
anatema a Israel. El pecado de Acán fue transferido a la nación y, por lo
tanto, también su responsabilidad. Por esa razón, Israel fue derrotado en su
primer intento de tomar Hai.
El individuo es parte
indisoluble de la realidad social y debe cuidar su conducta, ya que esta afecta
inexorablemente a toda la colectividad. Acán es una advertencia al pueblo de
Dios sobre los efectos colectivos, familiares y personales que tiene el pecado
individual.
Acán violó el precepto divino
promulgado en Deuteronomio 13:16-18, en el cual se prohibía tomar
del anatema, bajo pena de hacerse anatema el culpable. Al violar este precepto,
Acán se hizo anatema él y, junto con él, todo el pueblo de Israel (v.1). Según el
(v.5) La conquista de Canaán era el desarrollo de una guerra santa, por lo
tanto, el pueblo estaba obligado a ser fiel al pacto para poder cumplir con su
tarea de conquista. La infidelidad producía serios reveses. Al violar la ley
del anatema, el pueblo se hacía anatema y tenía que pagar las consecuencias de
tal hecho. Así que la derrota que le infligió Hai era una consecuencia directa
de ese pecado.
Al ver el (v.14) encontramos la
clasificación (“por sus varones”, del Hebreo: geber) evidencia la conformación
de la sociedad israelita (casa paterna, clan y tribu) y las tribus conformaban
una confederación, la cual constituía la nación hebrea. La confesión de la culpa era una forma de reconocer que lo que Dios
había expresado es cierto; la confesión es una forma de alabar y de honrar a
Dios (v.19). Luego de ello al observar el (v.25) encontramos como la muerte de Acán y la de su
casa nos muestra la gravedad del pecado y de la violación del pacto. Su pecado
había traído vileza a toda la nación hebrea y había provocado grandes males.
Acor llegó a ser símbolo de turbación por causa del pecado de Acán.
Acor devela al hombre como un ser responsivo y responsable, toda vez que el
individuo debe afrontar las consecuencias de sus actos. El afrontamiento de
nuestra conducta y de las consecuencias que esta genera es una radiografía del
carácter del sujeto y del grado de conciencia que este haya elaborado. Afrontar
las consecuencias de las acciones individuales libra de sufrimientos
innecesarios a las personas que conforman nuestro entorno. Acán arrastró a la
destrucción a su familia, en primer lugar, por su desobediencia, y luego, por
no afrontar adecuadamente su pecado. Debemos cuidar nuestra conducta para que
sus nefastos efectos no destruyan a inocentes (v.26).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por comentar!
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.