La verdadera confesión de fe
Por: Dr. Félix Muñoz
Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y si crees en tu corazón que Dios le levantó de entre los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se hace confesión para salvación. Porque la Escritura dice: Todo aquel que cree en él no será avergonzado. Porque no hay distinción entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos es rico para con todos los que le invocan. Porque todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo - Rom 10:9-13 (BMH).
La
afirmación de Pablo sobre el contraste entre las dos formas de justicia (Rom
10:5-13) tiene dos propósitos principales. Utiliza el AT mismo para reafirmar
que la diferencia clave entre ellas es la diferencia entre “hacer” (la ley) y
“creer” (el evangelio) (5-10), y refuerza la dimensión “universal” de la
justicia de Dios por fe (vv.11-13; cf. 10:4b: a todo aquel que cree). La cita
que toma Pablo del AT, que aparentemente se contradice a sí misma en los vv.
5-8, ha sido motivo de considerable discusión y controversias. No podemos
evitar el problema eliminando el contraste entre los vv. 5 y 6, deberíamos
comprender que Pablo está buscando una mayor comprensión de los pasajes que
cita a la luz de la venida de Cristo. (Lev 18:5) puede ser una expresión válida
de la justicia que es por la ley ya que se concentra en lo que era
característico del sistema legal mosaico: el hacer. Moisés subrayó
repetidamente que un judío sólo podría vivir (es decir, disfrutar de las
bendiciones del pacto de Dios) obedeciendo. Tomada en forma aislada, separada
de la promesa subyacente de Dios, la ley mosaica ofrece la posibilidad de
justicia y vida sólo si se cumple verdaderamente. Al concentrarse tan
exclusivamente en la ley de Moisés, los judíos se habían puesto en la situación
de poder encontrar la vida y la salvación sólo al “hacerla”, tarea imposible,
como ya ha dejado en claro Pablo (cf. Rom 3:9-20).
Al seguir
observando el contexto. En los (vv. 6-8) Pablo quiere destacar, con sus citas
selectivas de (Deuteronomio 30:12-14), lo fácilmente disponible que está la
justificación que es por la fe, en contraste con la imposibilidad de lograr la
justicia que es por la ley. El pasaje de Deuteronomio motiva a la obediencia a
la ley de Dios, recordándoles a los israelitas que la palabra de Dios está cerca,
y que no hay necesidad de ascender al cielo o bajar al abismo (Pablo quizá haya
mezclado una alusión al Salmo 107:26 con su cita) para encontrarla. Pablo puede
aplicar el texto a la muerte y resurrección de Cristo (vv.6-7) y a la palabra
de fe, el evangelio (v.8), porque ve en Cristo la culminación de la ley (v.4).
Lo que el AT atribuía a la ley, Pablo entiende ahora que se “cumple” en Cristo
y en el mensaje del evangelio: poner al alcance de las personas los medios para
lograr la justicia. Continuar luchando por cumplir la ley mosaica como medio de
justicia —como estaban haciendo los judíos— es perder de vista el hecho de que
Dios ha acercado su palabra a las personas en el mensaje del evangelio de la
muerte y resurrección de Cristo.
Viendo
claramente el contexto inmediato, ahora podemos entrar a observar con claridad
los (vv. 9-13) los cuales elaboran dos consecuencias de la cercanía de la
palabra de Dios en el evangelio.
Primera, dado que Dios ya ha
“hecho” lo que es necesario para asegurar la justicia, lo único que una persona
debe hacer es creer.
Segunda, el evangelio está “cerca”
para todos, no sólo para los judíos. Las menciones tanto de la boca como del corazón
en (Deuteronomio 30:14) llevan a Pablo a desarrollar cada una de ellas en los
(vv. 9 y 10). (Ya que éste es el origen de las imágenes, no debemos colocar un
énfasis indebido en la confesión oral, como si Pablo la estuviera elevando al
rango de componente necesario de la salvación.) Reconocer que Jesús es el Señor
es un elemento de lo que Pablo obviamente quiere resaltar: creer en el corazón
(ver Rom 2:28, 29). La fe, no el hacer la ley, trae la salvación y la trae para
todos, sean judíos o gentiles. Pablo prueba esto citando (Is 28:16) en el
(v.11; nótese que Pablo ha usado ya este texto en Romanos 9:33) y (Jol 2:32) y según
el (v.13). La aplicación al Señor Jesús de textos que hablan del Señor Dios es
indicativo del alto concepto que Pablo tiene de Jesucristo.
Estos
versículos plantean un cierto paralelismo, propio de la literatura poética del
AT. Son dos cláusulas que se espera permanezcan juntas en la interpretación, de
tal manera que lo que se cree y se confiesa debe formar parte de una unidad
indisoluble. La Palabra "Confesar" del griego (omologeo) implica
"admitir, hacer declaración, ponerse de acuerdo". En el contexto
previo está la cita de (Deut 30:14) y
manifiesta relación con la palabra en los labios. Pero no se debe reducir la
frase a una simple expresión verbal audible; en otras palabras, confesar es
mucho más que decir algo. La idea es la misma: la confesión de Jesús como Señor
como en 1 Corintios 12:3; Filipenses 2:11. Ningún judío que no hubiera confiado
realmente en Cristo haría tal cosa, porque en la LXX "Kurios" que significa
Señor, se usa para referirse a Dios. Ningún gentil lo haría si no dejaba de
adorar al emperador como "Kurios" (Señor). La palabra "Kurios"
era y sigue siendo la piedra de toque de la fe. Y crees (kai pisteusëis). La
misma construcción. La fe, naturalmente, precede a la confesión.
Cuando Pablo expone la palabra "cree"
del griego (pisteuetai). Es una construcción impersonal (de pisteuö). El
orden se invierte en este versículo (v.10) con respecto al anterior (v.9), y se
da el verdadero orden (la fe, y luego la confesión). Se confiesa
(homologeitai). Otra vez la confesión impersonal. Tanto "kardiâi" (corazón)
como "stomati" (boca) se encuentran en el caso instrumental.
Dios, en base al orden que estableció de fe y confesión,
no hace "diferencia" palabra del griego (diastolë). Aquí va
seguido por el caso ablativo "Ioudaiou te kai Hellënos" (entre judío
y griego). Dando a entender que El es Señor de todos (Kurios pantön). Gálatas
3:28. Y es "Rico" (ploutön). Efesios 3:8, «las inescrutables riquezas
de Cristo». Por ello en el (v.13) Pablo cita la gran promesa divina hecha en
(Joel 3:5). Dando a entender que Él sabe lo que hace y con quien lo hace, sin
hacer diferencia de persona.
Según el
contexto inmediato. En Romanos 10:1-4 Pablo explica con mayor detalle este
“tropiezo” de los judíos en Jesús. Después de reafirmar su profundo anhelo por
la salvación de sus hermanos y hermanas judíos (ver Romanos 9:1-3), Pablo
destaca la falla de los judíos en no tener un conocimiento de los caminos y los
propósitos de Dios que sea comparable a su indiscutible celo. Utilizando la
imagen de la carrera vista en Romanos 9:30-33, Israel corría afanosamente, pero
no se dirigía hacia la verdadera línea de llegada de la carrera. Esa línea de
llegada es la justicia de Dios (gr. ten tou theou dikaiosunen, v. 3), y, como
en Romanos 1:17 y en 3:21, 22, se refiere a la acción de Dios de colocar a las
personas en una relación correcta con él.
Concentrados
en la persecución de su propia justicia, la justicia que viene por obras
(Romanos 9:32) y por la ley (Romanos 10:5), los judíos no se han sometido a, ni
han querido aceptar en fe, la manera en que Dios relaciona a las personas con
él. La preocupación de los judíos por la ley es, una vez más, el problema
subyacente, como lo implica Pablo en el v. 4; porque no han llegado a
comprender que Cristo es en sí mismo la “culminación” de la ley. Pablo utiliza
la palabra “telos”, que algunas versiones como la RVA traducen “fin” y otras,
“meta”; pero si seguimos con las imágenes de la carrera utilizadas en el
pasaje, la palabra probablemente contenga elementos de ambas traducciones.
Cristo, dice Pablo, ha sido durante todo el tiempo la meta a la que ha apuntado
la ley; y, dado que la meta ha sido ahora lograda —Cristo ha venido— la
búsqueda o la persecución de la ley debería llegar a su fin. Este versículo,
junto con Mateo 5:17, es una expresión clave de un tema dominante en el NT: la
culminación o “cumplimiento” en Jesús el Mesías de la antigua ley del pacto y
todas sus instituciones. Con esa culminación llega también la intención de Dios
de ofrecer justicia a todo aquel que crea, gentil así como judío (ver Romanos
9:30; 10:12, 13).
Según el (v.13)
Invocar (epikaleo) “nombrar, pedir ayuda, apelar ante una corte, invocar
confesando”. Por el contexto, esta invocación debe entenderse como la
invocación de Jesús como el Señor (v. 9, es similar a lo que aparece en vv. 12
y 14). Las personas piensan que con una mera confesión de Cristo se logra
alcanzar la salvación. En si el texto manifiesta que es un reconocimiento del Señorío
soberano del mesías sobre todo y esto incluye su vida, y una confesión verbal
de lo que ya cree en su corazón en base a un arrepentimiento de pecado (Mt 3:2,
4:17; Mr 1:5; Hch 2:38, 3:19).
El hecho
de que Pedro también cite (Isaías 28:16 y Rom 8:14) juntos (1 Pedro 2:6, 8)
podría indicar que eran parte de una primitiva colección cristiana de “textos
mesiánicos comprobatorios”, basados en Cristo como la “roca”. El único capaz de
poder salvar al que se arrepiente de sus pecados.
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