El carácter único del evangelio
Por:
Dr. Félix Muñoz
"Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciaren otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo - Gal 1:6-10 (RVR)".
En cuanto a la definición exacta de
los destinatarios de la epístola, la dificultad se encuentra en el hecho de
que, en tiempos de Pablo, la palabra Galacia se utilizaba para designar dos
áreas geográficas diferentes. A causa de dificultades en Europa central,
un grupo de galos llegó a esta zona de Asia Menor durante el siglo III a. C.
Aunque nunca fueron mayoría, los galos conquistaron el poder y gobernaron a las
tribus más numerosas de frigios y capadocios. Finalmente, los galos se
separaron en tres tribus: los trocmios, los tolistóbogos y los tectósagos, cada
una de las cuales habitó una zona distinta. En el año 64 a. C., Galacia se
convirtió en cliente de los romanos y, después de la muerte de Amintas, su
último rey, adquirió la categoría de provincia romana en el año 25 a. C.
La nueva provincia de
Galacia incluía no solamente el antiguo territorio étnico, ubicado al norte de
la gran meseta interior del Asia Menor, sino también partes del Ponto, Frigia,
Licaonia, Pisidia, Paflagonia e Isauria. Por esta razón se habla de la
hipótesis de la Galacia del norte, si se entiende que la carta ha sido enviada
a iglesias dentro de la región norteña de Galacia; o la hipótesis de la Galacia
del sur, si se piensa que los destinatarios eran iglesias ubicadas en la
provincia romana de Galacia, situada más al sur. En el primer siglo después de
Cristo, el término Galacia se utilizaba en dos sentidos diferentes: podía
significar la Galacia étnica en Asia Menor central, o la provincia romana de
Galacia que era mucho más extensa.
Es evidente la
preocupación de Pablo frente al peligro que la comunidad enfrenta con grupos
que quieren pervertir el evangelio de Cristo, a quienes menciona en diferentes
ocasiones en la carta. A estos grupos se los conoce como “judaizantes” porque
planteaban que los nuevos convertidos a la fe cristiana que no fueran judíos
debían someterse y cumplir con la ley de Moisés, para lo cual debían ser
circuncidados (3:11-14; 5:1-6; 6:12-13). La posición de
Pablo en defensa del evangelio que le fue revelado por Jesucristo es clara y
contundente (1:12). A esa verdad es a
la que apela y es la que la comunidad debe seguir.
Pablo expresa cuan
asombrado estaba, de la manera como tan fácilmente muchos se alejaron. Al Pablo
exponer “que tan pronto os hayáis alejado” del griego (houtös tacheös metatithesthe) esto es un
indicativo para cambiar lugares, transferir. Es decir, «Se
están transfiriendo ustedes mismos» y haciéndolo «tan pronto», bien desde el
momento de su conversión o bien más probablemente desde el momento en que
llegaron los judaizantes a seducirlos. Tan fácilmente algunos de ellos estaban
cayendo víctimas de aquellos pervertidores del evangelio. Esto es motivo de continuo
asombro (thaumazö) para Pablo, y para muchos hoy, que tantos sean tan
insensatos y crédulos ante los charlatanes, modernos y antiguos. El asombro (thaumazö)
que Pablo tenia se debía no solo a
su propia transferencia por los falsos, sino por cómo tan pronto fueron
motivados “Para seguir un evangelio diferente” del griego (eis heteron euaggelion). No
hay verbo que se corresponda con «seguir». RV: «a otro evangelio». La
distinción no se trata aquí o allí de una mera diferencia en énfasis o espíritu
como en (Filipenses 1:18), en tanto que Cristo sea predicado. Estos hombres, al
igual que los de (2 Corintios 11:4), predican «otro Jesús» y «un evangelio
diferente», y por ello han negado la gracia y se han desligado de Cristo
(Gálatas 5:4). De ahí la vehemencia de las palabras de Pablo.
Es interesante notar
como Pablo afirma que los seducidos fueron en pos apresurado de un evangelio
diferente, y luego en el (v.6) afirma que no hay otro evangelio, al Pablo
decir “No que haya otro” del griego (ho ouk estin allo). Pablo
no trata en absoluto de un «evangelio»
(buenas nuevas), sino de un yugo de esclavitud a la ley y de la abolición de la
gracia. Hay sólo un evangelio, y es de la gracia, no de obras. El relativo ho
(el cual) hace referencia a heteron euaggelion (un evangelio
diferente) «tomado como un término simple para designar las enseñanzas erróneas
de los judaizantes».
Tales enseñanzas esclavizadoras
Pablo expresa “Que os perturban” (hoi tarassontes). Los
perturbadores. Es este mismo verbo tarassö el que se usa en Hechos 17:8
de los judíos en Tesalónica, que «perturbaron» a los politarcas y al pueblo
acerca de Pablo. El
verbo “perturbar” presenta la idea de molestar, asustar, preocupar, inquietar,
alborotar, es decir, corromper el orden, la armonía y la paz. Esta misma forma
verbal en singular se encuentra en Gálatas 5:10, también referida a los adversarios de
Pablo. Esto comunica como tales falsos maestros con sus inquietantes doctrinas hacían
una ruptura en el orden divino, la paz y la comunión entre el cuerpo de Cristo.
Tal era el daño que hacían que querian “pervertir
el evangelio de Cristo” del griego (thelontes metastrepsai). Esto
comunica «Quieren hacer girar», cambiar completamente
como en Hechos 2:20 y Santiago 4:9. La misma existencia del evangelio de Cristo
estaba en juego. El deseo malvado de tales maestros era hacer que los demás le
dieran la espalda al evangelio del Señor Jesús, literalmente que se
arrepintieran de haber tomado tal decisión, ya que dar la espalda a un camino,
hacer un giro contrario denotaba arrepentirse de tal camino, y ese era el fin de
los falsos maestros judaizantes, llevar a la iglesia de Galacia al punto de que
se arrepintiera de haber seguido a Jesús y Su doctrina, y ese es el fin de los falsos maestros contemporaneos, llevar a los creyentes a que se arrepientan de la Sana doctrina, tachandola de anticuada, legalista y religiosa, e incluso, sin calidad de revelacion espiritual.
Cualquier persona que esté familiarizada con las cartas de Pablo
a las iglesias esperaría ver una sección de acción de gracias inmediatamente
después del saludo (en el caso de 2 Corintios y Efesios, “Bendito sea el Dios y
Padre...”). No sólo esta sección no está presente aquí, sino que Pablo la
reemplaza con una reprensión: Estoy
asombrado de que tan pronto os estéis apartando... (v.6). Esta característica es una clave muy importante para
apreciar el carácter de Gálatas. La apertura ya nos había alertado de que hay
algo fuera de lo común en esta carta, pero ahora nos damos cuenta de lo seria y
urgente que era la situación sobre la que Pablo debía hablar.
Al describir el error de los gálatas, el Apóstol utiliza el vocabulario
propio de la deserción militar en el (v.6) y de la lucha política: algunos... os perturban (v.7; el mismo verbo se utiliza en 5:10; Hechos 15:24; 17:8,
13). Pablo es muy específico: los gálatas están en camino de abandonar la
enseñanza de la gracia del evangelio. Sin embargo, no se refiere a un cambio meramente
intelectual. La acción de ellos es intensamente personal: están abandonando a
aquel que con inmensa gracia los llamó a sí mismo. Esta idea doble de
separación, tanto de la gracia como de una persona, se presenta explícitamente
en Gálatas 5:4: “Vosotros que pretendéis ser justificados en la ley, ¡habéis
quedado desligados de Cristo y de la gracia habéis caído!” A la luz de estas
palabras, seguramente nuestra lectura personal de Gálatas será más que un
ejercicio histórico o intelectual. Todos los que leen esta carta son
confrontados con asuntos que afectan su destino eterno a causa de las doctrinas enfermas.
Sin embargo, lo que hacía más complicadas las cosas para Pablo
era que el error en que estaban cayendo los gálatas no era simplemente el
resultado de una debilidad entre los creyentes. Tenía una fuente externa.
Algunos cristianos judíos, descontentos con la forma en que Pablo invitaba
libremente a los gentiles a venir a Dios, habían comenzado a visitar las
iglesias que él había establecido. El propósito de ellos era “judaizar” a los
creyentes gentiles; persuadirlos de que, después de creer en Cristo, debían dar
un paso más y convertirse en judíos por medio de la circuncisión.
En respuesta a tales acciones impulsadas por los malvados, es
que pablo expone “Más si aún nosotros, o un ángel del cielo,
os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema” dando a entender, que si aún los mismos Apóstoles e incluso
un ser espiritual predica otra cosa que no esté acorde a la Santa Palabra de
Dios y a las evidencias, carácter y obra del Señor Jesús es anatema. La palabra anatema,
del griego (anatema), corresponde al término hebreo (herem), utilizado para
todo lo que se consagra a Dios, a la ofrenda destinada al santuario o al botín
de guerra abocado a la destrucción. Con este sentido ha pasado al NT para
señalar la reprobación de todos los que son infieles a llamada de Dios
(cf. 1
Cor. 16:22:
Si alguno no ama al Señor, sea anatema). Pablo con esto comunica que si se
habla un supuesto evangelio diferente (Ya que solo hay uno), debe ser reprobado
por aquel que ama al Señor. Debe haber un rechazo pleno a tales enseñanzas. Con ello lo que Pablo quiso comunicar claramente es:
“Supongamos que yo (o nosotros, usando el plural literario) fuera (o fuéramos)
a renegar de lo que mantenemos en predicar «contrario a lo que hemos predicado».
Es doloroso decirlo, que se han apartado de Cristo, para predicar un
«humanismo» o algún concepto de nuevo cuño”.
Los judíos consideraban a Pablo un renegado por haber dejado el
judaísmo en favor del cristianismo. Pero fue antes de ver a Cristo que Pablo se
aferraba a la ley. Pablo es dogmático y afirmativo aquí porque sabe que está
sobre una base firme, de que Cristo murió por nosotros y resucitó. Él había
visto al Resucitado, Jesucristo. Ningún ángel puede hacer cambiar a Pablo
ahora. Ese es el carácter que desea trasmitir, si verdaderamente se ha tenido
la experiencia plena del evangelio, y se ha vivido la vida del Cristo
resucitado, ningún otro ser humano o espiritual puede hacer cambiarnos de
pensar. Se debe rechazar otro fundamento que no sea Cristo.
Pablo para
hacer un énfasis en el (v.8) dice: “Ahora lo repito” (kai
arti palin legö). Pablo sabe que
acaba de hacer lo que otros pueden considerar una declaración extrema y repetida. Pero es
una declaración meditada, y no debida a una mera excitación. Y La mantendria hasta
el fin. Aclara que todo aquel que proclame un evangelio contrario al que habían
recibido de él es maldito. Esto demuestra que el carácter, acciones y
motivaciones de tales distorsionadores de la verdad, están bajo maldición, por
ser su padre Satanás.
El Apóstol consideraba que estos judaizantes no eran simplemente
cristianos errados, sino peligrosos falsos maestros. Su mensaje no era, en lo
más mínimo, el evangelio, sino lo opuesto. Su misión era, en realidad, tan
destructiva que Pablo se vio obligado a pronunciar las palabras más duras que
puedan encontrarse en cualquiera de sus cartas: echar un anatema sobre
cualquiera que predicara un
evangelio diferente del que los gálatas habían escuchado y recibido
de él. La palabra anatema (utilizada también en 1 Corintios 12:3; 16:22; y especialmente
en Romanos 9:3, que tiene reminiscencias de Éxodo 32:32) se refiere a la
maldición propia de Dios, y por lo tanto, DHH traduce correctamente: “caiga
bajo maldición” (v.8, 9).
Este lenguaje tan fuerte podría perturbar a sus lectores, por lo
que en el v. 10 Pablo justifica su reacción, llamando la atención hacia sus
propios motivos. Aparentemente, los judaizantes lo habían acusado de predicar
la circuncisión cuando le convenía, para ganar la aprobación de los hombres (Gálatas
5:11). Pablo niega vehementemente tener otro motivo que el de agradar a Dios; de
otra forma ya no podría ser considerado siervo de Cristo. De cualquier manera,
el mismo hecho de que había echado una maldición sobre los judaizantes debería
convencer a los gálatas de que sus acciones difícilmente fueran motivadas por
el deseo de no ofender a las personas. Se puede parafrasear el v. 10 de esta
forma: “Ustedes me acusan de seguir una política conciliatoria; sí;
conciliatoria con Dios” La biblia DHH
traduce: “Yo no busco la aprobación de los hombres, sino la aprobación de
Dios.”
Pablo tenía muy claro cuál era su posición en Cristo y su deber
para el evangelio, y por ello se mantenía establemente fuerte en sus
convicciones, no permitiendo que nadie, ni nada le removiera de su lugar en el Señor
y la responsabilidad que este tenía ante el mismo. Ese debe ser el punto
motivador del creyente hoy día, no permitir que nadie, ni nada, le mueva a
seguir una enseñanza diferente al carácter único del evangelio, ya que, como el
evangelio del Señor Jesucristo no hay dos.
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