Somos Propiedad De Cristo Por Medio Del Espíritu Santo
Por: Jerry William
En él también ustedes, habiendo oído la palabra de verdad, el
evangelio de su salvación, y habiendo creído en él, fueron sellados con el
Espíritu Santo que había sido prometido, quien es la garantía de nuestra
herencia para la redención de lo adquirido, para la alabanza de su gloria. Efesios 1:13-14.
Si notamos en este versículo el verbo sellar está en tiempo
pasado; sellado, porque es algo que como cristianos hemos experimentado en el
momento que hemos creído en Cristo como nuestro SALVADOR. El don del Espíritu a
los creyentes, es el pago inicial de nuestra herencia celestial, que Cristo
prometió y aseguró para nosotros en la cruz.
Debido a que el Espíritu nos ha sellado, estamos seguros de
nuestra salvación. Nadie puede romper el sello de Dios.
El Espíritu de Dios viene con la
finalidad de morar en el creyente, en una gran parte para garantizar y preservar su salvación
eterna.
El sello al que se refiere el apóstol Pablo describe a una marca oficial de
identificación que se colocaba en cartas, contratos, tramites de compra y venta
comercial, debemos recordar que Éfeso era una ciudad de suma importancia, en la
cual se encontraba un puerto marítimo muy visitado.
Pablo usa la ilustración
de tal puerto proyectando la idea de la compra de madera en tales tiempos, en
la cual aquel que la adquiría podía irse lejos de la ciudad de Éfeso en sus
negocios y quedaba segura la compra por el sello impregnado, ese sello
garantizaba que nadie, ni nada podía tocar la mercancía, también el sello se
utilizaba para otros documentos importantes.
Así el documento o la adquisición
quedaba bajo la autoridad auténtica y oficial de la persona cuya marca quedaba
impresa en el sello. Existen cuatro principios primordiales que se establecen por medio de un
sello.
1. Seguridad: (Certeza, garantía, de que algo va a cumplirse)
Él Nos Da Una Seguridad Interna De Nuestra Salvación. "Porque
el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de
Dios" (Ro 8:16).
Mientras el creyente vaya escudriñando las escrituras, el Espíritu
le confirma la verdad de que, el haber confiado en el Salvador, es ahora un
hijo de Dios.
2. Propiedad Auténtica: Que es las arras de nuestra herencia hasta
la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. (Efesios
1:14)
El Espíritu Santo es ilustrado como el sello de Dios por el cual
le pertenecemos y su depósito o arras que nos garantiza de que El hará lo
prometido. El Espíritu Santo es un anticipo, un depósito, una firma válida en
un contrato, su presencia en nuestras vidas ratifica que tenemos una fe genuina
y prueba que somos hijos de Dios. (CF. Hebreos 10:16-17).
3. Autoridad: (Potestad,
facultad de mandar y hacerse obedecer)
Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron
invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos,
diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un
tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto.
Pero respondiendo
el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros,
¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre
ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella
casa desnudos y heridos. Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Éfeso,
así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el
nombre del Señor Jesús. Hch, 19:13-17,
La autoridad de invocar el nombre del Señor Jesús ha sido
concedida únicamente a los creyentes. (CF. Marco 16:17. Ver Lucas 10:17-20).
El nombre de Jesús no puede utilizarse como algo "mágico"
o como un amuleto de deseos personales para lograr obtener buenos o malos
resultados. No existe y jamás habrá ninguna garantía de poder cuando
pronunciamos caprichosamente el nombre del Señor. Sin embargo cuando invocamos
con fe el poder del Espíritu Santo, lograremos ver su manifestación, su poder y
gloria.
4. Calidad Verdadera: (Carácter autorizado)
Y juntamente con Cristo Jesús, nos resucitó y nos hizo sentar en
los lugares celestiales, para mostrar en las edades venideras las
superabundantes riquezas de su gracia, por su bondad hacia nosotros en Cristo
Jesús - Efe 2:6-7.
Una calidad de vida que sobrepasa cualquier forma o condición que
este mundo pueda ofrecer, es una llenura, o por así decir Su plenitud de vida
en aquel que ha creído (Cf. Col 2:9-10; Gal 5:22-23) De la misma manera en la
que Cristo es un ser completo, pleno en esencia, cuando el creyente se
identifica con El, participa de igual forma (Cf. Efe 2:6; Jn 1:16).
En sí, la función
principal del Espíritu Santo es glorificar al Hijo (Jesucristo) en las vidas de
aquellos que se han rendido a Su soberanía (Cf. Jn 16:14; 1 Cor 12:3), es
decir: hacer que Cristo viva Su vida en el creyente, como Pablo mismo afirma,
"Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mi - Gal 2:20". Esta calidad de
vida es una celestial que se vive del cielo a la tierra.
Con estos principios fundamentales de la palabra se puede
comprender que somos una propiedad exclusiva de Cristo, por su sacrificio en la
cruz del calvario y por la regeneración del Espíritu Santo. Nos salvó, no por
obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por
el levantamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.
(Cf. Tito 3:5), Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado de la ley del pecado y de la muerte. Rom. 8:2.
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