“El movimiento Caza Herejes”
(La santa inquisición evangélica)
Por: Serafín Romero.
Este movimiento es una oleada de “cristianos” que solo se dedican a denunciar y exhibir a los “apostatas y falsos maestros” se autonombran “atalayas” y llenan sus muros de facebook, páginas web, blogs y cualquier espacio a su alcance de denuncias, escritos, audios y videos, y no hablan de otra cosa que no sea esto, han dejado la mezcla y los tabiques y solo se quedan con la espada y el látigo es sus manos.
He visto infinidad de hermanitos mostrando su “celo santo” expresándose de una manera ofensiva, despectiva y humillante hacia el prójimo, una forma no digna de un hijo de Dios, he escuchado y leído a algunos decir:
“Perro” “Marica” “hijo del diablo” “Cerdo cara de tal” “Mal parido” “Bruja” “Momia” y una serie de linduras mas deleitandose de una manera morbosa de esto. Fomentar esto, es contrario al espíritu cristiano, pues el Señor nos enseña a bendecir y no maldecir, a ser mansos y humildes, a amar aún al enemigo, a poner la otra mejilla, por ejemplo, cuando los hijos del trueno querían desatar fuego sobre los samaritanos el Señor los reprendió diciendo "vosotros no sabéis de que espíritu sois" pero ahora parece que ha surgido "la santa inquisición evangélica".
Hermanos quiero aclarar que por supuesto denunciar las herejías y malas conductas, es un deber, cuidar al rebaño y estar alertas de los lobos es una responsabilidad, por amor a los que están siendo abusados por estos malos obreros, pero el deber principal es anunciar el evangelio y edificar la Iglesia.
Lo malo (y mucho) es caer en el exceso, repito: “dejar la mezcla y los tabiques (para edificar) y quedarse solo con la espada y el látigo (para castigar) no, nosotros no somos los justicieros de Dios.
Hermanos no suelten la espada para contender por la fe una vez dada a los santos, pero por el amor de Dios tampoco suelten la mezcla y los tabiques sino abunden más en esto.
Puedo ver con tristeza que desde que el movimiento “caza herejes” se desato, comenzó a disminuir la misericordia y el amor, y el orgullo tomo lugar disfrazado de celo santo.
Como un llamado a la reflexión, con dolor en mi corazón y vergüenza, pues yo llegue a participar de esto, les digo: No dejen que un celo mal canalizado, les endurezca el corazón.
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