¿A qué Babilonia se refiere Pedro en su carta?
«La iglesia que está en Babilonia os saluda.» (1 Pedro 5: 13. )
Pedro escribe su primera epístola desde Babilonia a los extranjeros esparcidos en Ponto, en Galacia, en Capadocia, en Asia (proconsular) y en Bitinia. Pero ¿desde qué Babilonia escribe?
Desde luego, ni de la Babilonia que hubo en Egipto en aquellos tiempos, ni mucho menos de la ciudad de Roma que algunos autores católicos romanos dicen que Pedro usó como seudónimo para ocultar su pontificado romano. Esta interpretación hace por cierto muy poco favor al catolicismo ya que en Apocalipsis 18 hay una terrible condenación de Babilonia, que en todos los siglos han usado los enemigos de Roma aplicándola al sistema del papado, que en algunos detalles coincide bien con el relato profético: por ejemplo donde dice que Babilonia ha hecho negocio en almas de hombres. Negamos, pues, que la Babilonia desde donde escribió San Pedro fuese Roma por dos razones:
- Porque Pedro nunca fue obispo de Roma (véanse los argumentos referentes al caso en el libro A las fuentes del cristianismo, pp. 158-173).
- Porque el Apocalipsis fue escrito posteriormente a las cartas de San Pedro y no hay probabilidad alguna de que el referido apóstol usara esta alusión simbólica-profética, que nadie entendería en sus días. Por esto creemos que el apóstol Pedro escribió desde la Babilonia caldea.
Los historiadores nos dicen que en la edad apostólica esa Babilonia contenía «gran multitud de judíos», mientras que comparativamente pocos, unos 8.000, vivían en Roma. Nada más natural, pues, que el «apóstol de la circuncisión» visitase a Babilonia. Además esta Babilonia de los Partos (persas) de Mesopotamia, era una parte importante de los oyentes judíos de Pedro en el día de Pentecostés. Pues leemos en Hech. 2: 9 de «Partos medos elamitas... y habitantes en Mesopotania» que entonces escucharon atónitos y perplejos la palabra divina.
Los Partos eran entonces los amos de la Babilonia de Mesopotamia, la caldea. A estos convertidos del judaismo, está Pedro sirviendo en persona. A sus otros oyentes esparcidos, judíos convertidos, «habitantes» en Capadocia, en Ponto, en Asia, en Frigia y Pamfilia, les sirve ahora por medio de esta carta, escrita desde la residencia de una parte considerable de su congregación de convertidos el día de Pentecostés.
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