La Biblia nos llama a presentar Defensa
por Juan Valles
El estudio de la Palabra de Dios ha suscitado a través de la historia innumerables debates, más que nada debido a la búsqueda de la verdad de Dios, a la exacta razón y sentido de la expresión de Su voluntad.
Sabemos que históricamente el evangelio de Dios ha sido creído, ha cambiado vidas, ha transformado culturas, y no ha tenido barreras de ningún tipo. Pero siempre ha habido quienes intentan separar al pueblo de Dios de la verdad. ¿Acaso no hemos visto surgir movimientos religiosos que apoyan mentiras? ¿Acaso no hay sectas que disminuyen enfáticamente a Jesucristo? ¿Acaso no hay quienes quieren intentar cambiar lo que Dios declara y alterar la Escritura con ello?
Eso ha sido siempre: nadie dijo que el pueblo de Dios debía tener un camino fácil. Ya bien temprano, en la recién nacida iglesia cristiana, había quienes sin ningún tipo de pudor ni respeto decían que Cristo no era humano; había quienes querían comprar los dones de Dios, etc. Simplemente eran los enemigos de la verdad. Pablo dijo:
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios…” (1Timoteo 4:1 RV)
Entonces, siempre habrá quien se oponga mediante engaños y falsas doctrinas. ¿Qué pues, debemos hacer? ¿Es preciso que conozcamos lo que opinan las sectas? ¿Debemos conocer las herejías? Sí, pero más que eso, debemos conocer nuestras creencias y cómo contestar las ideas de los demás.
¿Qué estás creyendo? ¿En qué se fundamentan tus doctrinas? ¿Quién es para ti Jesucristo? ¿Tienes algo en común con Pedro, Pablo, Mateo, Juan, Lucas, etc?
Es triste ver a cristianos que no tienen raíz en sí mismos. No tienen base, sus creencias no tienen peso, y son llevados cautivos con suma facilidad a otros credos. Son nubes sin agua llevadas por todo viento de doctrina. ¿Quiénes son los responsables de que algunos se pierdan en semejante forma? Primeramente, cada uno es responsable ante Dios por lo que cree o deja de creer. La Escritura nos dice: “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.” (2Juan 1:9 RV) ¡Debemos perseverar en la doctrina de Cristo! Somos responsables ante Dios si nos perdemos o no por causa de nuestras creencias. Es notable el hecho de cómo ve Dios el resultado de la falta de conocimiento: “Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.” (Is 5:13 RV)
Así que debemos fortalecer nuestro conocimiento. Pero hay otra tarea no menos importante: ¿qué hará con aquellos que vengan con otra doctrina? ¿Se quedará callado ante los que vengan con una idea diferente? Las personas que provienen de sectas son engañados (por no saber…), ¿sabrá explicarles la verdad? ¿Sabe usted cómo refutar sus argumentos? La experiencia me dice que hay quienes suelen evitar debates o aun conversaciones con miembros de otros credos, se hacen la vista gorda y obvian todo lo que tenga que ver con explicar los puntos de su fe. Creo que en este sentido la Biblia tiene algo que decir: “y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros…” (1Pedro 3:15 RV) Está de más decir que esto no es un consejo que nos ofrece la Escritura, pues no hay otra opción: obedecer…
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