Respuesta a Éxodo 20:8-11
La base del mandamiento de observar el sábado, tal como se explica en Ex 20.11, es que Dios reposó el séptimo día después de seis días de trabajo, y que Dios bendijo el séptimo día y lo santificó. El día del sábado fue establecido como día de reposo y adoración. El pueblo de Dios debía seguir el ejemplo de Dios en su calendario de trabajo y reposo.
Sin embargo, como dijo Jesús al corregir la visión distorsionada de los fariseos, "El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado" (Mc 2.27). Lo que señalaba Jesús era que el sábado no fue establecido para esclavizar a las personas, sino para bendecirlas. El espíritu de la observancia del sábado continúa en la observancia en el Nuevo Testamento de reposo y adoración el primer día de la semana (Hch 20.7; 1 Co 16.2).
Hay que recordar que, según Colosenses 2.17, el sábado fue "sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo" (NVI). La observancia del sábado estaba asociada con la redención en Deuteronomio 5.15 donde Moisés dijo: "Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová, tu Dios, te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido, por lo cual Jehová, tu Dios, te ha mandado que guardes el sábado." El sábado era una sombra de la redención que se daría en Cristo. Simbolizaba descansar de nuestras obras y entrar en el reposo de Dios que él brindó mediante su obra terminada.
Aunque los principios morales expresados en los mandamientos se reafirman en el Nuevo Testamento, el mandamiento de apartar el día sábado como día de reposo y adoración es el único mandamiento que no se repite. Hay sobradas razones para eso. Los creyentes neotestamentarios no están bajo la ley veterotestamentaria (Ro 6.14; 2 Co 3.7,11,13; G13.24-25; Heb 7.12). Por su resurrección el primer día de la semana (Mt 28.1), sus apariciones continuadas en domingos sucesivos (Jn 20.26), y el descenso del Espíritu Santo un domingo (Hch 2.1), la iglesia primitiva recibió la norma de adoración los domingos.
Eso lo hicieron con regularidad. La adoración el domingo fue santificada aún más por nuestro Señor, quien apareció a Juan en esa última gran visión "en el día del Señor" (Ap 1.10). Es por esas razones que los cristianos adoran los domingos y no en el sábado judío.
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