10 razones por las que algunos predicadores no predican expositivamente
Por Kevin Halloran
La predicación expositiva es la práctica que mejor permite a Dios hablar por Sí mismo a través de Su Palabra. El factor que alimenta el deseo de entrenar donde sirvo, Leadership Resources International, a los pastores en la predicación expositiva es nuestra convicción de que cuando la Palabra de Dios es claramente proclamada y aplicada a la vida, los pecadores son salvos, las vidas son cambiadas, y los creyentes crecen en madurez y conocimiento de Dios.
Para muchos de nosotros que estamos acostumbrados a la predicación expositiva, el practicarla parece obvio. ¿Por qué alguien NO querría predicar su sermón directamente de la Palabra de Dios? Después de todo, ¡Pablo manda a Timoteo a que predique la Palabra (2 Timoteo 4:2)!
Lo que parece obvio para nosotros posiblemente no lo sea para otros. Bajo la superficie de sus titubeos existen varias razones: posiblemente están influidos por diferentes convicciones, por una falta de conocimiento, por un mal entendimiento o mala aplicación de la verdad Escritural, o simplemente por una preferencia personal.
Mientras que no creemos que la predicación expositiva es el único tipo de predicación que Dios usa (la predicación temática bíblicamente fundada puede ser muy útil en ciertos momentos), creemos que la predicación expositiva debe ser la práctica central de los predicadores y la dieta principal de las congregaciones. Entonces, ¿por qué no siempre es así? ¿Por qué muchos pastores no predican expositivamente? Aquí 10 razones.
Razón #1: No conocen el deseo de Dios para la predicación.
Dios desea que nosotros hablemos fielmente lo que Él ha comunicado (vea Éxodo 4:10-16; Jeremías 23:9-40; Juan 7:16, 8:28-29). Actuamos como mensajeros que transmiten las palabras que Dios ha dicho, como si Dios rogase por medio de nosotros (2 Corintios 5:20).
Parte del entrenamiento de Leadership Resources se hace a través de traductores a pastores que no hablan inglés. Si nos diéramos cuenta de que un traductor comunicó algo diferente de lo que fue dicho, nos molestaríamos porque el traductor se estaría desviando de su propósito principal. Nuestro papel al predicar es como un traductor: necesitamos recibir y transmitir fielmente el mensaje de Dios.
Razón #2: No consideran a la Biblia como relevante para nuestros días.
Aquellos que piensan que la Biblia no es relevante para el día de hoy no entienden ni el propósito ni lo eterno de las Escrituras. El plan de Dios para las Escrituras es doble: comunicar a unas personas específicas en un tiempo específico y también preservar Su mensaje para las generaciones futuras. Romanos 15:4 dice, “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”. Las modas culturales vienen y van, pero “la Palabra del Señor permanece para siempre” (1 Pedro 1:25).
Razón #3: Tienen una percepción incorrecta de cómo usar la Biblia en la predicación.
Hay un adagio conocido que dice, “Un texto sin un contexto es un pretexto”. Esto significa que uno puede decir cualquier cosa que se quiera cuando se toma un verso o pasaje fuera de sus contextos bíblicos, históricos y literarios. La Biblia no es un libro de hechizos mágicos; ni es una bolsa de nueces mixtas que nos permite escoger lo que nos gusta y evadir lo que no nos gusta. Cuando predicamos la Biblia, o cuando la citamos, tenemos que decir lo que la Biblia está diciendo; nada más y nada menos.
Razón #4: No están equipados para predicar la Palabra.
85% de los pastores alrededor del mundo tienen poco o nada de entrenamiento formal de la Biblia y simplemente no están equipados para predicar la Palabra. Además, la falta de experiencia en escuchar buenas ejemplos de mensajes expositivos contribuyen a esto.
Razón #5: No tienen suficiente tiempo para prepararse.
El ministerio pastoral muchas veces parece ser un trabajo interminable. Algunos predicadores no piensan que tienen tiempo para prepararse en la Palabra cada semana porque otras responsabilidades pastorales les quitan todo su tiempo de preparación. Para pastores solitarios en iglesias pequeñas, esto parece ser especialmente difícil. Si este es usted, reevalúe su horario para que el alimentar a su congregación con la Palabra de Dios desde el púlpito sea la prioridad. El crecimiento, la madurez y productividad espiritual de su congregación dependen de ello.
Razón #6: No quieren prepararse en la Palabra.
Algunos tienen el tiempo suficiente para prepararse en la Palabra, pero simplemente no lo quieren hacer. Tal vez prefieren la facilidad de compartir historias de lecciones que han aprendido, o puede ser que sean muy perezosos para esforzarse en hacer el duro trabajo de manejar la Palabra de Dios correctamente en la predicación. Predicador: siga el mandato de Pablo a Timoteo y, “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).
Razón #7: Solo han escuchado malos ejemplos de predicación expositiva.
Algunos igualan el término “predicación expositiva” con conferencias académicas secas, que citan demasiado el griego que no aplican nada a su vida. No debemos permitir que los malos ejemplos de predicación expositiva enturbien el mandato bíblico de predicar la Palabra de Dios (2 Timoteo 4:2). La verdadera predicación expositiva explica el texto de la Escritura, comunica la intención del autor, y aplica su mensaje a nuestros oyentes.
Razón #8: Piensan que predicar la Palabra estorba la obra del Espíritu en la predicación.
Muchos creen en la falsa dicotomía de que predicar un mensaje de un texto de la Escritura no permite “el mover del Espíritu”. En realidad, los predicadores deben predicar la Palabra en el poder del Espíritu. El Espíritu Santo es el autor de la Escritura y quien ilumina su significado (2 Pedro 1:21). En vez de estorbar, el Espíritu ayuda a los oyentes a recibir la Palabra por la fe (1 Corintios 2:1-5).
Razón #9: Su congregación prefiere otros tipos de predicación.
Un amigo mío recientemente le preguntó a alguien por qué le gusta la iglesia donde asiste. El hombre contestó, “Porque no predican de la Biblia”. Desafortunadamente, esto es algo muy común.
Pablo le advirtió a Timoteo que la gente “no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4:3-4). No todos quieren oír la Biblia siendo predicada. Por eso, predicar la Biblia puede que nos lleve al sufrimiento. En tales situaciones, debemos ser sobrios en todo, soportar las aflicciones, hacer la obra del evangelista y cumplir nuestro ministerio (2 Timoteo 4:5).
Razón #10: No ven a las Escrituras como autoridad.
Rechazar la autoridad de las Escrituras deja a los predicadores golpeando al aire en una cultura en constante cambio, con un mensaje que tiene poca o ninguna semejanza con cristianismo bíblico. La autoridad de las Escrituras es lo que le da al predicador y a su congregación la confianza en su mensaje, porque él está proclamando el mensaje de Dios y no el suyo propio.
La tarea del predicador
Si usted ha permitido que cualquiera de estas diez razones le distraigan de explicar y aplicar claramente las Escrituras, comprométase consigo mismo a cambiar. La Palabra de Dios es demasiado importante para que nosotros proclamemos cualquier otra cosa.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”, 2 Timoteo 3:16-4:2.
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