El unitarismo es una corriente de pensamiento teológico de origen cristiano que afirma la unicidad de Dios. En sentido genérico se ha etiquetado así a diversas corrientes que rechazan el dogma de la Trinidad, tales como el adopcionismo, el arrianismo, el servetismo o el socinianismo.
Dado que la palabra y, según los unitarios, el concepto de Trinidad, tal como se entiende en sentido cristiano, no consta como tal en el Nuevo Testamento, los unitarios arguyen que el unitarismo comenzaría su existencia con el propio Jesús, quien según esta hipótesis era consciente de ser simplemente un hombre enviado por Dios al mundo para transmitir Su voluntad, pero que no es divino ni comparte la naturaleza del Padre. A lo largo de los tres primeros siglos del Cristianismo aparecen diversos autores que afirman la naturaleza "más que humana" del Cristo y le atribuyen un carácter divino o semidivino como Hijo de Dios. Los subordinacionistas afirmaban que el Hijo estaba subordinado al Padre y sometido a su voluntad, mientras que entre otros pensadores cristianos comenzaba a establecerse la idea del carácter divino de Jesucristo y su identificación con la divinidad. En el otro extremo se situaban los que identificaban totalmente al Padre y al Hijo, entendiendo que el Padre también había sufrido y muerto en la cruz (patripasianismo) y que Padre, Hijo y Espíritu Santo no eran más que modalidades o manifestaciones de una única realidad divina (sabelianismo o modalismo). El primero en utilizar la palabra "Trinidad" fue Tertuliano.
Al llegar el siglo IV y el Edicto de Milán, todas estas discusiones teológicas salieron definitivamente a la superficie y comenzaron a discutirse enconadamente. Se constituyeron dos grandes grupos: los que afirmaban que el Hijo había sido creado por Dios en el principio, y que por tanto no podía identificarse con él, que se agruparon alrededor de Arrio y de Eusebio de Nicomedia, y los que afirmaban que el Hijo era consustancial (homoousios) con el Padre, liderados por el obispo Alejandro de Alejandría y especialmente por su sucesor, Atanasio. En el Concilio de Nicea (325) se aprobó oficialmente que el Hijo era consustancial con el Padre, dando forma así, al dogma que desembocaría en la Santísima Trinidad, y se condenó el arrianismo como herético; una decisión que, con distintos vaivenes en los años sucesivos, acabaría siendo confirmada en el Concilio de Constantinopla (381), donde se aprobó oficialmente que, no solo el Hijo, sino también el Espíritu Santo, era parte de la Deidad, naciendo oficialmente el dogma de la Trinidad. No obstante, el Arrianismo perduraría en los reinos godos que ocuparon el Imperio romano de Occidente hasta mediados del siglo VI.
Desde mediados del siglo XX, ciertos grupos unitarios norteamericanos iban dejando de ser iglesias exclusivamente cristianas o protestantes para convertirse progresivamente en una iglesia abierta sin credo y cada vez más multiconfesional, que desde 1961 se denomina Unitarismo universalista, ya que en esa fecha los unitarios norteamericanos mas liberales se fusionaron con la Iglesia Universalista de América para fundar la Asociación Unitaria Universalista, cuya sede central se encuentra en Boston. En las últimas décadas, esta tendencia se ha incrementado con la existencia en las Iglesias Unitarias anglosajonas de personas que, además de como unitarios universalistas, se definen también como judíos, budistas, neopaganos o de otras religiones.
En 1995 se constituyó el Consejo Internacional de Unitarios y Universalistas (ICUU) para coordinar las diversas Iglesias y asociaciones Unitarias Universalistas del mundo. Actualmente se calcula que hay unos 800.000 unitarios universalistas en unos 25 países del mundo, principalmente en Estados Unidos, Rumania, Hungría, Canadá y Gran Bretaña, y de forma muy minoritaria en otros países.
Las iglesias unitarias tienen su origen en la Reforma Protestante, por lo que muchas de sus tradiciones y celebraciones reflejan este legado cultural. Sin embargo, una de las características principales de esta tradición religiosa es su enorme variedad y su tendencia a la experimentación y a la innovación.
Los servicios de culto regulares tienen lugar tradicionalmente en domingo por la mañana. Son encuentros habitualmente semanales, aunque los grupos más pequeños pueden optar por reunirse de forma quincenal o mensual. Es el momento en que toda la congregación se reúne en pleno para celebrar su fe en comunidad.
Los servicios suelen comenzar con una pieza musical mientras los asistentes toman asiento y centran sus pensamientos en el acto que van a compartir. Desde los años 60 del siglo pasado, es cada vez más frecuente que el ministro o un miembro de la congregación encienda una llama en un gran cáliz o copa mientras recita unas palabras relativas a la fe que comparten todos los asistentes (que generalmente son distintas en cada sesión, sin seguir ninguna norma fija). La imagen de un cáliz en el que arde una llama se ha convertido en las últimas décadas en el símbolo de identificación más común entre los grupos unitaristas en todo el mundo y suele utilizarse también como logotipo en sus páginas web y en sus publicaciones. Otros símbolos unitaristas son una paloma blanca sobre una roca (iglesias de Hungría y Transilvania), unos girasoles (iglesia Unitaria checa) o una runa germánica (unitarios alemanes).
Tras la lectura de las comunicaciones de los distintos comités, grupos de discusión y meditación, u otras actividades de estudio, amistad y ocio vinculadas a la vida cotidiana de la congregación, el servicio de culto continúa con la lectura de textos religiosos o filosóficos. También suele haber cánticos (generalmente de la tradición cristiana protestante, aunque cada vez se publican más himnos exclusivamente unitaristas). También suelen realizarse actos para los más pequeños, que luego son conducidos por sus monitores a las aulas donde se imparte formación religiosa para niños y jóvenes.
El núcleo de la celebración es habitualmente el sermón, o exposición oral del ministro o del líder laico que dirige el servicio religioso. En ocasiones, sobre todo si la congregación es poco numerosa, se abre un periodo de debate entre los asistentes sobre las ideas presentadas por el ministro en su sermón.
En las iglesias unitarias se celebran habitualmente ceremonias de bautismo (en las que tienen una mayor influencia cristiana) o de bendición de los niños, así como bodas, funerales y otras. En general, la confirmación es una ceremonia que sólo se celebra en las iglesias de cultura húngara. Estos actos no suelen estar restringidos a los miembros de la congregación, sino que pueden solicitarse también por parte de otras personas. En sociedades multiculturales como Estados Unidos y Canadá son muchas las parejas de dos tradiciones religiosas distintas que deciden casarse en una iglesia unitaria debido a su carácter ecuménico y plural.
Por antonomasia se designa como unitarismo, unitarianismo, o iglesia unitaria al movimiento religioso liberal, pluralista y sin dogmas ni creencias obligatorios representado internacionalmente en el Consejo Internacional de Unitarios y Universalistas (ICUU). En los Estados Unidos este movimiento se conoce como Unitarismo universalista tras la fusión en 1961 entre la Asociación Unitaria Americana y la Iglesia Universalista.
Hay algunos grupos de carácter minoritario que pertenecen a la misma tradición que el resto de iglesias unitarias pero no son miembros del ICUU, como la Asociación Unitaria Americana y algunas iglesias locales en Europa, como las de Berlín y Frankfurt (Main) o la Asociación Unitaria de Noruega, que o bien discrepan de la orientación liberalizadora de la mayoría de grupos unitaristas, o simplemente prefieren mantener su plena independencia organizativa.
No se denominan unitarios, aunque sí comparten una teología no trinitaria, otros grupos centrados en la Biblia, como los Testigos de Jehová. Los "unitaristas bíblicos" se distinguen del unitarismo liberal moderno y del Unitarismo universalista por su orientación evangélica. Otra iglesia reformada de teología unitarista es la de los Cristadelfianos. Estas iglesias combinan el rechazo de la doctrina de la Trinidad (con distintas variantes) con formas de culto evangélicas y una interpretación literal y, en ocasiones, incluso fundamentalista de los textos bíblicos, lo que las distingue muy claramente de la Iglesia Unitaria moderna, que siempre ha sido proclive al liberalismo teológico. Difieren de los protestantes y otros grupos evangélicos en su cristología y en su apreciación de los demás grupos.
Los pentecostales del nombre de Jesucristo con su teología de la Unicidad de Dios no pueden ser clasificados como unitarios, pues ellos confiesan la absoluta Deidad de Jesus, al considerarlo Dios mismo (el Padre) manifestado en carne y al aceptar su nacimiento virginal, estando emparentados más bien con el trinitarismo de corte sabeliano o modalista. El unitarismo clásico es de carácter generalmente racionalista y, por tanto, alejado de las manifestaciones emocionales y carismáticas típicas de los grupos pentecostales.
Por otro lado, iglesias de origen cristiano orientadas a la salud y el bienestar personal y a alcanzar la autorrealización espiritual, como Unity y otras corrientes del movimiento llamado Nuevo Pensamiento, también recibieron influencias del pensamiento teológico unitarista y recurren frecuentemente a los textos de pensadores trascendentalistas como el unitario Ralph Waldo Emerson.
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