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8 ago 2015

CÓMO IDENTIFICAR A LOS FALSOS MINISTROS

CÓMO IDENTIFICAR A LOS FALSOS MINISTROS
POR: MARIO FUMERO

Muchos cristianos caen en la trampa del engaño por no conocer las Sagradas Escrituras, y llegan a formar parte de una iglesia que no predica en evangelio correctos de Jesucristo. Si conociéramos mejor los principios bíblicos sobre el quehacer de la iglesia y de sus pastores, evitaríamos caer en la llamada “tiranía de los santos”.

Es fácil distinguir una iglesia verdadera de una iglesia falsa, o que no enseña la verdad del evangelio. Para ello lo único que tenemos que hacer es aplicar los principios bíblicos enseñados por Jesucristo a lo que se hacen y dicen sus líderes en dichas iglesias. Vamos a analizar los mismos.



1- El primer principio enseñado por Jesús tiene que ver con la sencillez y el pluralismo. La sencillez se fundamenta en la humildad (Mateo 11:29). Cuando se es humilde, las personas no se exaltan así mismo, ni busca títulos, ni grandeza. Las características más peculiar de un siervo de Dios está en la enseñanza de que “el que quiera ser el más grande, ese es el servidor de todo” Mateo 20:26. Si es pastor de ovejas, lógicamente tiene que oler a ovejas, y estar en medio del rebaño. No entra por la puerta de atrás (Juan 10:1-3), ni se esconde de las ovejas. Estas conocen su voz y él es accesible las 24 horas.

Respecto al pluralismo, Jesucristo siempre los envío de dos en dos para que la autoridad fuese compartida, y evitar de esta forma el poder absoluto. Cuando el apóstol Pablo establecía iglesias, colocaba ancianos estableciendo un pluralismo de ministerios dentro de una iglesia local (Hechos 14:23). Los ministerios son funcionales, la autoridad es compartida, y no existe ninguna autoridad infalible, ni super ungida, o con poderes absolutos dentro del quehacer de la Iglesia primitiva, porque como dijo cierto escritor antiguo, el poder absoluto corrompe absolutamente.

Tampoco el ser líder de una iglesia le da el monopolio de los dones espirituales, porque cualquier hermano es poseedor de la misma gracia y dones del Señor. También cualquier miembro o líder puede ser confrontado por sus errores o acciones incorrectas(2 Tesalonicenses 3:14). La Biblia enseña que no debemos juzgar a los de afuera, porque a esos lo juzgará el Señor (Corintios 5:12-13), pero si enseña que podemos juzgar las cosas dentro de la comunidad de acuerdo a los parámetros bíblicos establecidos (1 Corintios 5:2-3).

2- El verdadero si siervo de Dios no se afana por lo material (Mateo 6:25,31,34), ni busca lo suyo propio (Efesios 2:21). Su mayor preocupación es el servir y no trata de acomodarse al sistema, explotando, diezmando o abusando del rebaño. Jesucristo repudió abiertamente a los que usan la espiritualidad para explotar la fe (Lucas 11:42, Mateo 12:40) . El estándar  de vida de un ministro se mide por las condiciones del medio en el cual ejerce el pastorado. Él debe servir al rebaño no por un salario, sino por amor, estando dispuesto a darlo todo a cambio de nada (Juan 10:11-13), aunque no cabe duda, que el obrero es digno de su salario (Juan 4:36, 1 Timoteo 5:18). El peligro esta cuando el deseo de  “tener” opaca la entrega, y se cae en la ambición y codicia la cual se llama “teología de la prosperidad”.


3- Su mensaje es bíblico y Cristocéntrico. Enseña el arrepentimiento, el Nuevo Nacimiento, la Venida de Cristo, la Santidad, el compromiso con el necesitado, la fidelidad espiritual y proclama la sana doctrina (Tito 2:1). No establece criterios personales como revelación divina, ni convierte sus visiones en normas que implanta como un todo dentro de la iglesia. No se considera infalible, por lo tanto, reflexiona sobre lo que la gente piense de él, tanto dentro como fuera de la iglesia (Mateo 16:13-16), respecto a su vida y enseñanzas. Reconoce sus errores cuando se equivoca y avala sus decisiones por los consejos de los demás líderes.

4- No se involucra en los negocios de este siglo, ni muestra amor por el dinero (2 Timoteo 2:4) . No es codicioso y no busca ganancias deshonestas (1  Timoteo 6:8-9). Es transparente, tanto en la forma en que usa sus propios recursos, como los de la iglesia. Siempre está contento con lo que tiene y no predica la codicia. Su integridad administrativa le da credibilidad en el mundo que le rodea. No se deja sobornar ni manipular por dádivas o regalo de las personas. Esto le permite no caer en descrédito mí en lazo del diablo (1 Timoteo 3:7).

5- Sus predicas y enseñanzas son coherente con su estilo de vida. respalda sus palabras con sus acciones, viviendo aquello que proclama y enseña. Por ejemplo si hablas de responsabilidad, debe ser responsable, si habla de puntualidad debe ser puntual, si hablas de trabajo, debe ser trabajador, si hablas de humildad debe ser humilde, sencillo y amoroso (Mateo 11:29). Al fin y al cabo, de la abundancia del corazón habla la boca (Lucas 6:45) y lo que hay dentro se muestra en su diario quehacer, teniendo buen  testimonio.


6- Su hogar debe ser un modelo para la iglesia (1 Timoteo 3:4). Marido de una sola mujer, cuidadoso de su conducta sexual, muy prudente en el trato con el sexo opuesto, que ponga orden y disciplina en sus hijos ( 1 Timoteo 3:1-2). Puede darse el caso de que algún hijo no quiera vivir dentro de los parámetros de la moral cristiana, porque al fin y al cabo la salvación mi se hereda, ni se impone, a menos que naciera de una experiencia personal con el Señor. En caso de que un hijo no quiera vivir conforme a las reglas del juego de la Palabra, deberá actuar como el padre de la historia del hijo pródigo (Lucas 15:11). No puedo obligar a que mi hijo que sea cristiano, pero tampoco puedo permitir que viva dentro de la casa desordenadamente. En tal caso, es mi deber exigirle que si no aceptan las reglas del juego dentro del hogar, se vaya. No puedo evitar que pequen, pero tampoco puedo encubrir y patrocinar su pecado, siendo partícipe de sus malas obras.

Y para concluir podemos establecer que los líderes de la iglesia deben ser cartas escritas no con tinta, sino con el espíritu del Dios vivo, que inspiren y active a los demás miembros de la iglesia en querer imitarles, razón por lo cual deben ser ejemplos, reflejando en sus actuaciones la imagen de Cristo, a fin de no tener de que avergonzarse, para que como dice San Pablo, sean ejemplos de la grey en conducta.

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Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos - Jud 1:3 (RVR).

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