Si pierdo la cobertura…
¿Me puede partir un rayo?
por Alejandro David Riff
¿Y quién es aquel que os podrá dañar, si vosotros seguís el bien? - 1 Pe 3:13
hora que hemos captado tu atención con este irónico título, queremos hablar de una confusión muy común en nuestro tiempo acerca de lo que denominan: “cobertura eclesial/espiritual”.
Mucha gente ya se ha empezado a dar cuenta que en vez de disfrutar de una vida eclesial, se ha transformado en el preso de su propia iglesia. Por un lado leen en la Biblia que Cristo los ha hecho libres del pecado y la condenación de la ley (Gálatas 5:1), pero por otro lado se dan cuenta que su misma iglesia y el liderazgo de ella, ejercen un control absoluto sobre sus vidas.
Muchos pastores, en vez de pastorear el rebaño ocupando la posición de “siervos el Señor”, se parecen más a los amos de la grey, ocupando el lugar de “señores” sobre la heredad del Señor (1 Pedro 5:3). Las ovejas temerosas, no solamente tienen miedo de estas personas (que en muchos casos no son más que engañadores), sino que el miedo principal es que la amenzan con: “Si te vas de la iglesia, pierdes la cobertura… y quien sabe lo que te pueda llegar a pasar“.
EL TEMOR, UN CLÁSICO DEL SECTARISMO
Todas la sectas históricas han tenido algo en común para retener a sus seguidores. Uno o más líderes imponentes, dueños de la verdad, infunden un gran temor a que si dejas su organización, estarás expuesto a las más terribles calamidades materiales y espirituales.
Esta técnica por lo general no es descarada sino sutil, y los miembros de la misma secta contribuyen a una especie de “psicosis colectiva” de auto-control, siendo muchas veces informantes de sus líderes de la conducta de otros. De esta forma “control y temor” son parte de un mismo juego que termina acabando con la libertad de la persona.
El grado de sugestión llega a ser tan alto, que las personas quedan como “programadas”, es decir, responden a patrones de vida típico de una persona en cautiverio, sin que se den cuenta.
Esta técnica por lo general no es descarada sino sutil, y los miembros de la misma secta contribuyen a una especie de “psicosis colectiva” de auto-control, siendo muchas veces informantes de sus líderes de la conducta de otros. De esta forma “control y temor” son parte de un mismo juego que termina acabando con la libertad de la persona.
El grado de sugestión llega a ser tan alto, que las personas quedan como “programadas”, es decir, responden a patrones de vida típico de una persona en cautiverio, sin que se den cuenta.
EL CONTROL, OTRO CLÁSICO DE LA MANIPULACIÓN
Para infundir temor, se necesita control. No hablemos de sectas pero sí de iglesias sectarizadas. Conocemos casos de personas que tienen que rendir cuentas a sus líderes mucho más de lo que haría un trabajador a su empresa. Muchos líderes de las iglesias se meten en la vida privada de sus miembros, no para llevar el consejo sano de la Biblia, sino para informarse de sus actividades y pedir cuentas. Intervienen en sus finanzas, controlan sus tiempos de ocio, manejan sus vidas laborales, y otras rompen con lazos familiares. La “cobertura del ministerio” pasa a ser lo más importante, y la vida de la persona pasa a una libertad condicionada, que está delimitada por las fronteras marcadas por sus líderes. ¡Tienes que moverte dentro del cuadrado delimitado, porque si te sales, posiblemente te parta un rayo! (Nadie lo diría así, pero es lo que los líderes abusivos te dan a entender muchas veces).
CÓMO ES UN SIERVO DEL SEÑOR CONFORME A LA BIBLIA
El verdadero liderazgo bíblico no parte de la manipulación sigilosa, ni tampoco de una autoridad altanera, sino de una vida de ejemplo y servicio. Así define el Señor Jesús al liderazgo: “El que quiere ser primero sea siervo de todos” (Marcos 10:44), y esto eliminó todo sentido de competencia entre sus discípulos. Otro ejemplo es el del apóstol Pablo que, por causa del evangelio, “se hizo siervo de todos para ganar a más almas” (1Corintios 9:19). El verdadero liderazgo bíblico no se basa en ponerse en un “status superior” al resto de los creyentes, sino en ponerse “como un ejemplo” a seguir (Filipenses 3:17) en santidad y en verdad, siendo el modelo final: Jesucristo. Por último, un siervo del Señor tiene autoridad, pero esta autoridad no le es propia, sino que tiene que partir de su exposición de la Biblia, como dice en 2Timoteo 2:15: “que usa bien la palabra de verdad“, no para amenazar, sino para enseñar; no para atemorizar, sino para conducirlas a la gracia de Cristo, y provocar una dependencia de Cristo antes que de su liderazgo y cualidades personales.
¿TEMOR A PERDER LA COBERTURA?
Una persona tiene que ser miembro de una iglesia, porque allí se expone la Palabra de Dios, allí se exalta el nombre de Cristo, y allí el centro es el evangelio. Ahora cuando hay una seudo-iglesia, donde no se predica la Palabra de Dios, se exalta al hombre, y el evangelio es sustituido por “historietas”, ninguna oveja del Señor tiene la obligación de vivir atada a esa mentira. Volviendo al versículo del principio: ¿Qué es seguir el bien?
- Es acercarse más a Dios y poner solamente la esperanza en él (Salmos 73:28)
- El bien de Dios es guardar su Palabra (Salmos 119:17)
- En Cristo está todo el bien que nuestra alma necesita (Colosenses 2:2-3)
Si nosotros seguimos el bien… ¿Quién nos podrá dañar? Si la mano de Dios está sobre nuestra vida no temeremos ni la maldiciones de los hombres, ni al mundo de los demonios. Nuestra cobertura es Cristo, él es la cabeza de la iglesia (Efesios 1:22).
AL AMPARO DE UNA IGLESIA BÍBLICA
Una iglesia no debe ser la “cobertura” de sus miembros como si fuera el techo intermedio entre los creyentes y el mundo de los demonios, o una especie de protección en contra de los rayos que pueden caerte en caso que te salgas de ella. El plan de Dios para los que salva, es añadirlo a una iglesia (Hechos 2:47), y en especial a una iglesia local. Una iglesia centrada en Cristo da a sus miembros el amparo de la Palabra, la sana doctrina bíblica que sirve de paraguas frente a los ataques de este mundo de pecado. El amor de Dios, hace que sus miembros se preocupen e interesen los unos por los otros (1Corintios 12:25) y eso es un amparo en contra de la soledad y de vivir un cristianismo aislado. Cuando los creyentes se reúnen en el nombre de Cristo, para alabar su nombre, orar y estudiar su Palabra allí está el mismo Señor en medio de ellos, así sean dos o tres (Mateo 18:20).
¡Cristo es la bendita cobertura que necesitamos, su amparo nos libra de temores, y su amor llena nuestra alma de consuelo! Si tienes esta sana “cobertura” da gracias a Dios por tu iglesia, si no, busca ya mismo esta “cobertura” junto a fieles hermanos en Cristo.
Alejandro Riff es pastor en la Iglesia Cristiana Bíblica de Rosario, Santa Fe, Argentina ( Sitio web Palabrafiel.org). Está casado con con Marcela, y es padre de dos hijas. Trabaja para SociedadBiblicaTrinitaria.org en el campo de traducciones bíblicas, como conferencista y en el desarrollo de contenidos. Miembro fundador de TodoelConsejodeDios.com.ar. Desarrolla contenidos y estudios para TCD, con el fin de apoyar y guiar a grupos de creyentes que quieran ser instruidos en una sana doctrina bíblica, para fortalecimiento espiritual y para la formación de iglesias bíblicas en Argentina.
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