¿EXISTE ALGUN TIPO DE CONTACTO ENTRE LOS VIVOS Y LOS MUERTOS?
Para muchos, ateos fundamentalmente, esto es una tontería
(aunque sí que es cierto que hay muchos incrédulos que creen en la posibilidad
de invocar “fuerzas del mas allá”), aunque también tenemos a los
católico-romanos, quienes creen que podemos tener un contacto con la virgen
María y los santos, y algunos protestantes que también creen en el contacto con
personas ya fallecidas cuyas almas están en el cielo.
¿QUE DICE LA BIBLIA ACERCA DE LA RELACION DE LOS VIVOS CON
LOS MUERTOS?
Deuteronomio 18:9-14: “Cuando hubieres entrado en la tierra
que Jehová tu Dios te da, no aprenderás á hacer según las abominaciones de
aquellas gentes. No sea hallado en ti quien haga pasar su hijo ó su hija por el
fuego, ni practicante de adivinaciones, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero,
ni fraguador de encantamientos, ni quien pregunte á pitón, ni mágico, ni quien
pregunte á los muertos. Porque es abominación á Jehová cualquiera que hace
estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios las echó de delante de
ti. Perfecto serás con Jehová tu Dios. Porque estas gentes que has de heredar,
á agoreros y hechiceros oían: mas tú, no así te ha dado Jehová tu Dios”.
Hebreos 11:39 – 12:2: “Y todos éstos, aprobados por testimonio
de la fe, no recibieron la promesa; proveyendo Dios alguna cosa mejor para
nosotros, para que no fuesen perfeccionados sin nosotros. Por tanto nosotros
también, teniendo en derredor nuestro una tan grande nube de testigos, dejando
todo el peso del pecado que nos rodea, corramos con paciencia la carrera que
nos es propuesta, puestos los ojos en al autor y consumador de la fe, en Jesús;
el cual, habiéndole sido propuesto gozo, sufrió la cruz, menospreciando la
vergüenza, y sentóse á la diestra del trono de Dios”.
Según los “espiritistas” o “espiritualistas”, existe lo que
podríamos llamar contacto directo entre los que ya se fueron y los que aún
están en la tierra. Prácticamente desde los orígenes de la humanidad ha sido
una creencia muy arraigada (por ejemplo, entre los pueblos cananeos a los que
se hace referencia en Deuteronomio, sin embargo, la voluntad de Dios era que su
pueblo se mantuviera alejado de esas prácticas), aunque la conocida como “edad
de oro del espiritismo” o “médiumismo” empezó aproximadamente en el año 1850 y
llegó hasta el comienzo de la II Segunda Guerra Mundial. El espiritismo como
tal se inició en Francia con “El libro de los espíritus” del ocultista Allan
Kardec, cruzando después el Atlántico y arraigando en EEUU, donde se convirtió
en una mezcla de superstición, misticismo y espectáculo. Hoy día, las
estanterías de las grandes librerías están llenas de libros de esta materia, en
la sección llamada “Esoterismo”, brujería y satanismo en la mayoría de los
casos, al fin y al cabo. La Biblia casi que descarten encontrarla pero, de esos
libros, así como todos los relacionados con el “tarot”, horóscopos, ver el
futuro a través de los astros, etc… tendrán “para parar un barco”, como se
suele decir. Por cierto, y esto solo como sugerencia, posiblemente los
cristianos deberían plantearse muy mucho si comprar y dar dinero a las grandes
superficies que vendan libros en los que se promuevan este tipo de prácticas
paganas y diabólicas.
En cuanto a los católico-romanos, como es bien sabido,
veneran a “los santos” del cielo, incluida María, y recurren a su intercesión.
Dicen, por ejemplo: “Sancta Maria, ora pro nobis” (Santa María, ruega por
nosotros). ¿Cómo escuchan los santos estas invocaciones? Algunos teólogos
católicos dicen que los ángeles sirven de intermediarios, informando a los
santos de las oraciones que elevan los fieles desde la tierra. Para otros, es
Dios quien avisa a los santos de estas oraciones, o incluso que los espíritus
de los santos pueden moverse tan rápidamente que no necesitan de intermediarios
que les informen. En consecuencia, todo esto equivale a suponer que existe un
contacto directo.
Pero, aunque parezca extraño, también hay protestantes que
defienden esta idea de que hay cierto contacto entre quienes ya han partido y
están en el cielo y quienes seguimos en la tierra, de forma que, mediante este
contacto directo, ven y saben lo que estamos haciendo. No es necesario que sean
unos absolutos heterodoxos, incluso gente con una doctrina sana en cuanto a
cristología y soteriología, sin embargo, tienen esta idea. No es raro
encontrarse esto entre algunos cuya predicación o trabajo haya sido de
bendición para la iglesia. Hace pocas semanas estuve leyendo un libro muy
hermoso y edificante, “El Cielo”, del Dr. Juan Zoller, en el que me encontré,
sin embargo, con algunas páginas en las que se repetía esta doctrina, defendida
también nada menos que por el presbiteriano ortodoxo Clarence Edward Macartney,
en un sermón sobre Hebreos 12, en el que comentando la frase “teniendo en derredor
nuestro tan grande nube de testigos”, decía lo siguiente: “De este gran
versículo se puede inferir razonablemente que los muertos nos ven y saben todo
lo que hacemos en esta vida. No me cabe la menor duda de que ellos observan
nuestra vida aquí en el mundo”. Una muestra de que, por supuesto, está muy bien
leer libros y aprender de ellos, pero siempre teniendo la Biblia como nuestra
autoridad suprema y final, no construir nuestra teología a base de ideas
preconcebidas y, a partir de ello, buscar los versículos que hagan que cuadren
esas ideas.
La Biblia es totalmente contraria a la idea de algún
contacto directo entre los muertos y los vivos, además de condenar el simple
intento de buscarla (como hemos visto en Deuteronomio 18).
En lo que respecta a la postura católica-romana, es cierto
que la Biblia nos exhorta a interceder los unos por los otros (mírate Romanos
15:30, Efesios 6:18-19, Colosenses 1:2-3 ó 1 Timoteo 2:1-2) y nos enseña que
Dios suele enviar liberación en respuesta a esas oraciones intercesorias
(Génesis 18, Éxodo 32:11-14 ó Números 14:13-20), PERO EN NINGUNA PARTE NOS DICE
QUE RECURRAMOS A LA INTERCESIÓN DE LOS YA FALLECIDOS, NI EN NINGÚN LUGAR
PODEMOS DEDUCIR QUE ÉSTOS PUEDAN VER U OÍR LO QUE HACEMOS. MÁS BIEN, TODO LO
CONTRARIO: LOS QUE HAN MUERTO ESTÁN “DORMIDOS” CON RELACIÓN A LA VIDA QUE HAN
DEJADO TRAS DE SÍ. PUEDE QUE EN MÁS DE UNA OCASIÓN HAYAN ESCUCHADO A ALGÚN
CATÓLICO, NO NECESARIAMENTE PRACTICANTE, DECIR QUE “MI PADRE, QUE ESTÁ EN EL
CIELO, ME ESTÁ VIENDO AHORA” O “ME ESTÁ ESCUCHANDO”. ESTO ES FALSO. PARA QUIEN
ESTÉ EN EL CIELO, ES TOTALMENTE DESCONOCIDA LA SUERTE QUE SUS HIJOS, OTROS
FAMILIARES O AMIGOS HAYAN CORRIDO EN LA TIERRA.
Según Job 14: 21, tras la muerte de un hombre: “Sus hijos
serán honrados, y él no lo sabrá; o serán humillados, y no entenderá de ellos”.
Ni tan siquiera Abraham o Jacob pueden tener conocimiento desde su morada
celestial de lo que ocurra aquí abajo a sus descendientes (Isaías 63:16: “Tú
empero eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, é Israel no nos conoce:
tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre”).
Cuando estemos en el cielo (aquellos que vayan allí, claro), sí, tendremos el
deseo de que familiares y amigos vayan allí también, pero esto será algo más
bien secundario, al lado de lo afanosos que estaremos por admirar y alabar la
gloria de Dios y servirle, una vez que ya estemos libres de toda nuestra
pecaminosa condición actual. Pero, si todas las relaciones terrenales
desaparecerán en el cielo, incluso las matrimoniales (Mateo 22:23-33), como
nuestro propio Señor Jesucristo afirmó, con mayor razón aún se romperá todo
lazo con el mundo en el que vivimos ahora. Además, en el cielo se romperán y
perderán su significado todos los lazos y vínculos, sean familiares o
amistosos, que no sean en Cristo (Mateo 10:34-38 y 12:46-50), no habrá nada que
no esté en Cristo. Con lo que, evidentemente, si Cristo ya en la tierra es
causa de separación, con mayor razón aún lo será cuando estemos en el cielo. La
idea del contacto de las personas fallecidas cuyas almas estén en el cielo con
sus allegados en la tierra puede ser muy sentimental y bienintencionada, pero
es antibíblica.
En cuanto a la opinión de algunos protestantes sobre Hebreos
12:1 (“Por tanto nosotros también, teniendo en derredor nuestro una tan grande
nube de testigos, dejando todo el peso del pecado que nos rodea, corramos con
paciencia la carrera que nos es propuesta”), como prueba de que es posible
cierta forma de contacto con las almas que están en el cielo, este pasaje se
refiere al capítulo 11, donde se nos habla de los “héroes de la fe”, pero no
nos dice que ahora mismo sean espectadores de nuestra “carrera de la fe”, ni
que sean espectadores y parte activa de las cosas de la iglesia en la tierra.
Los héroes de la fe se caracterizan en la Biblia como pueblo que dio testimonio
y ejemplos de lo que es la “fe en acción”. Aunque ya no están entre nosotros,
su testimonio, como el de otros creyentes ejemplares, permanece. De modo que
los héroes de la fe de ayer son testigos presentes hoy día. No se refiere al
pasaje a que nos estén viendo ahora mismo, sino que sus obras cuando estuvieron
en vida fueron un testimonio de lo que es la fe salvadora.
PRETENDER ESTABLECER UN CONTACTO CON LAS ALMAS DE LOS YA
FALLECIDOS ES UNA DOCTRINA CLARAMENTE ANTIBÍBLICA Y QUE PUEDE DEGENERAR
FÁCILMENTE EN LA IDOLATRÍA Y EL PAGANISMO. DEJANDO APARTE A LOS ESPIRITISTAS,
CHAMANES, BRUJOS O SANTEROS QUE PRETENDAN CONTACTAR CON LOS MUERTOS O CON
ESPÍRITUS QUE SUPUESTAMENTE HABITAN EL MÁS ALLÁ, ES ALGO TOTALMENTE AJENO AL
CRISTIANISMO, POR MÁS QUE HAYA “CRISTIANOS” QUE DEFIENDAN ESTO. PERO NO
SOLAMENTE ES ALGO IMPOSIBLE Y SIN FUNDAMENTO ES LA ESCRITURA, SINO QUE SU MERO
INTENTO ES ALGO ABSOLUTAMENTE OFENSIVO PARA DIOS.
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