Las siguientes expresiones pueden ser muy familiares para
usted que está leyendo este post:
"Declárate sano en el nombre de Jesús"
"Declaro sanos a todos los enfermos en este lugar"
"Declaro que se abren los cielos sobre ti"
"Decreto que tu casa recibe finanzas"
"Declara vida y no muerte", etc.
Es posible que usted haya escuchado o haya orado de esa
manera, es posible que crea que no hay nada de malo en orar o mejor dicho
"declarar" cosas buenas para que éstas ocurran, quizá en su iglesia
sus líderes y pastores le hayan enseñado a usted acerca del "poder de las
declaraciones" y le hayan dicho que al hacerlo usted obtendrá lo que declaró.
Es probable que hayan utilizado el famoso pasaje de Santiago 3:1-12 para
decirle que lo que usted declare con su boca eso es lo que irremediablemente
sucederá. De manera que nos encontramos ante una doctrina aparentemente bíblica
que en las iglesias evangélicas de practica indiscriminadamente.
Al considerar la importancia de explicar la doctrina de la
Confesión Positiva, quiero remitirme a hechos históricos que deben conducirnos
a conclusiones concretas. La doctrina de la Confesión Positiva básicamente es
el resultado de la influencia de la teología de la prosperidad cuyo auge en los
Estados Unidos predominó despúes de los 60`s y durante los 70`s, donde
florecieron los escritos del sicólogo Norman Vincent Peale, especialmente su
libro titulado: El Poder del Pensamiento Tenaz, que marco una gran influencia
en el mente de los gestores de esta doctrina, ingualmente Robert Shuller quien
es considerado el impulsor del "pensamiento posibilista".[1]
Esta forma de doctrina, después de ser manufacturada en los Estados
Unidos, es importada en los países de nuestra América Latina, donde cobra mayor
auge, de tal manera las iglesias de corte pentecostal son afectadas por este
movimiento. Lo cual implica que la Confesión Positiva no forma parte integrante
de la doctrina pentecostal, especialmente las iglesias que derivan su
existencia desde la Calle Azusa.[2] Sin embargo en vista del auge que mantiene
la Confesión Positiva, es necesario analizar esta doctrina, considerando
principalmente nuestro enfoque bíblico e histórico.
En términos generales, la Confesión Positiva es un intento
absurdo de pretender que en cada asunto de la vida de los seres humanos sea el
hombre quien haga su propia voluntad, implícitamente esta doctrina hace del
hombre un ser soberano y convierte a Dios en un siervo dispuesto a satisfacer
los caprichos del hombre. Pero quienes practican esta doctrina, se confunden,
le llaman "fe declarada", ellos están seguros que están llenos de fe,
de tal manera que pueden mover el brazo de Dios a su antojo. ¿Es esto cierto?,
lo vamos a explicar desde las Escrituras, en ellas vemos a Dios haciendo
siempre su voluntad, una oración con una actitud correcta es aquella que donde
el creyente se dispone a hacer la voluntad de Dios (Mateo 26:39). Cuando Jesús
enseñó a orar a sus discípulos, en la oración conocida como el Padrenuestro,
dijo claramente: "Hágase tu voluntad..." (Mateo 6:10). El deseo de
todo hijo de Dios debe ser que se haga la voluntad de Dios, no la nuestra.
Alguien puede presentar la siguiente objeción: ¿Cómo puede
esto ser posible si Dios quiere darte siempre lo mejor?. Uno de los más
afamados promotores de esta doctrina, en una de sus libros declara lo
siguiente:
"Nunca, nunca, nunca vayáis al Señor diciendo: Si es tu
voluntad...No permitas que salgan de tu boca tales palabras y destruyan tu fe.
Cuando oras "Si es tu voluntad Señor...", destruyes la fe...Mantente
en guardia contra palabras como éstas que te robarán tu fe y te arrastrarán a
la depresión."[3]
No siempre Dios hace que nos ocurran cosas buenas, (Job 2:6,
7) pues muchas de las cosas que Dios hace no las vamos a comprender totalmente,
pero sí podemos estar seguros que nos ama y Él procura siempre la salvación de
sus escogidos. Igualmente debemos comprender que Dios siempre hace su voluntad (Efesios
1:11), nadie se sale con la suya. Pero el problema radica que los promotores de
esta doctrina creen que pueden dominar todas las circunstancias en sus vidas y
las de los demás. Si hay confesiones negativas, dicen ellos, ocurrirán cosas
negativas, pero si hay confesiones positivas, ocurrirán cosas positivas ¿Cómo
puede ser esto posible?, lamentablemente he escuchado a muchas personas decir
que no podemos confesar debilidad, pues sería aceptar la derrota, no podemos
confesar una necesidad financiera, pues sería aceptar ser pobre, tampoco
debemos pronunciar con nuestra boca que adolecemos de algo, pues sería aceptar
la enfermedad, de esta manera impedimos que llegue la sanidad. Pero si vamos a
la Biblia, vemos a un Pablo que sufría carencias (Filipenses 4:12), confesando
que estaba enfermo (Gálatas 4:13), y recomendando a Timoteo que usara vino a
causa de su estómago y sus frecuentes enfermedades (1Timoteo 5:23), pero un
momento ¿No es éste el apóstol por medio del cual Dios hacía señales y
prodigios? ¿Acaso se le olvidó a Pablo que en su boca estaba el poder para
decretar completa sanidad sobre su propio cuerpo y el de Timoteo? No, pues esa
doctrina es ajena a la Escritura.
Estimado hermano, Dios responde las oraciones de sus
escogidos (no las simples declaraciones positivas), (Lucas 18:7), las que son
realizadas día y noche, permanentemente. Quizá alguien te dijo: "en tu
boca está el poder...", pues te mintió, el poder está en Dios, ya que no
siempre Dios dice que sí, no nos engañemos más. Recuerde a David mientras oraba
por su hijo para que viviera, pero Dios dijo que no. (2Samuel 12:16-25). Pablo
oró por su aguijón en la carne (2Corintios 12:8), pero Dios no le respondió. Y
lo más interesante es que ninguno de ellos usó la Confesión Positiva, declarando
y decretando vida y salud. Pero ¿Porqué? Por que esta doctrina es ajena a la
Biblia, ni Jesús, nis sus apóstoles la enseñaron, por que forma parte del
Neopentecostalismo quien arrastra una estela de doctrinas perversas. Y porque
es una doctrina ahistórica es decir, no está respaldada por el Cristianismo
histórico.
Después de considerar esto, habría que preguntarse si esta
doctrina afecta la praxis de la Iglesia, la respuesta es Sí. En primera
instancia, afecta la tarea pastoral.
En una oportunidad un pastor estaba reunido con otro en su
oficina y un miembro de su congregación llama a la puerta y al pasar le
comunica al pastor que una familia lo estaba esperando, porque deseaban que
orara por una persona que se encontraba en delicado estado de salud, el pastor
comentó que ya estaba al tanto de esa situación. Pasados unos minutos este
hermano volvió a llamar a la puerta de la oficina y dijo al pastor que lo
estaban esperando, pero el pastor sin moverse de su silla, dijo: "Hermano,
yo ya declaré sana a la hermana en el nombre de Jesús...". En algunos
casos, la ministración pastoral a causa de esta doctrina de hace a distancia,
ya no se considera necesario el contacto personal.
En los cultos, muchos predicadores con credenciales de
manipuladores han frustrado las vidas de miles de personas que tenían
esperanzas en solucionar algún tipo de problema o dificultad en sus vidas. Hay
que preguntarse ¿Lo que declaran, decretan o confiesan, se obtiene
inmediatamente? Si eso no ocurre, están estafando a los incautos.
Igualmente el acto de confesar, declarar o decretar para
obtener lo deseado, ha creado un ejército de haraganes espirituales que no
necesitan doblar sus rodillas en oración y humillación a Dios, pues creen que
todo está a su alcance con solo pronunciarlo. Han convertido a Dios en el genio
de la lámpara maravillosa que solo con frotarla, aparecerá y cumplirá todos sus
deseos, esto no solo es una falsedad, es una terrible blasfemia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por comentar!
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.