¿Puede una mujer cristiana usar maquillaje y joyas?
1 Samuel 16:7b declara, “porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” 1 Timoteo 2:9-10 dice, “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.”
Pablo no prohibía que las mujeres usaran joyería, maquillaje, o el cabello trenzado – más bien él dice que las mujeres no permitan que su apariencia externa se vuelva más importante que su belleza interior.
1 Pedro 3:3-4 recuerda este aspecto espiritual, “-vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.”
No hay nada de malo en usar joyería, maquillaje o peinados elaborados, en tanto que sea hecho de una manera modesta. Una mujer no debe enfocarse tanto en su aspecto externo, que llegue a descuidar su vida espiritual interior.
Historico culturalmente, el negocio de la tenería ha sido siempre un negocio importante en las tierras bíblicas. Pedro posaba en casa de Simón curtidor, cuando estaba en Jope (Hech. 9:43). En años recientes algunas tenerías importantes han sido instaladas en Hebrón y en Jafa.
El arte oriental de teñir era sumamente importante en los tiempos bíblicos ya que los orientales disponían de algunos tintes muy finos. Su color favorito era carmín brillante, y la tintura que usaban para producir este color viene de un gusano o gorgojo que se alimenta en los encinos y otras plantas. El color índigo se hacía de la corteza de las granadas, el púrpura se hacía de los mariscos (múrice) que aún pueden encontrarse en las playas de la ciudad de Acre. Lucas dice de Lidia"que vendía púrpura en la ciudad de Tiatira" (Hch. 16:14). Ella era una comerciante que vendía su tintura púrpura a curtidores, tejedores y otros. El negocio de la tintura con el que ella estaba ocupada, habíase de mucho tiempo atrás centralizado en Tiatira. Se han descubierto inscripciones que se refieren a un gremio de tintoreros que vivían en la región. Y según los historiadores, como Alfred Endersheim, Kenneth E. Bailey, J.J. Packer, M.C. Tenney entre otros, concuerdan que las mujeres acostumbraban a pintarse con tales tintes para agradar a sus maridos, el problema que Pedro plantea en su carta (1 Pd 3:2-4) no era el pintarse y adornarse ya que eso era costumbre de la mujer Palestina en los tiempos bíblicos, sino que el problema era el enfoque externo, olvidando el interno, una vida rendida a Cristo. Al leer el verso 3 el cual dice lo siguiente: "Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos."
Da a entender sus costumbres, ya que la mujer se trensaba el cabello en elaboradas formas, y las que lo hacian era porque eran pudientes (Ricas), tratando de mantenerse al día con las últimas y más costosas modas de tales tiempos, sus llamativos adornos (de las mujeres ricas) tenían el propósito de atraer la atención hacia ellas, y eran repetidamente condenados en la literatutra y los discursos antíguos, y los lectores de Pedro asumirían que él estaba refiriendose a lo mismo. Hay que aclarar que en tales tiempos muchos maestros judíos permitian que las esposas se adornaran para sus maridos, pero tanto los moralistas como los grecorromanos ridiculizaban a las mujeres que se embellecían para atraer la mirada de otros hombres.
Los escritos Judios advierten especialmente sobre la tentación sexual que acarreaban tales adornos; los escritos grecorromanos condebaban a las mujeres ricas que exhibian sus costosos ornamentos, ya que sus cabellos eran adornados con oro el cual atraía a los hombres su mirada y atención, y Pedro condena aqui la superficialidad, atacando el exeso y no poniendo un enfasis reglamentario sobre el adorno en sí como muchos creyentes malinformados descontextualizan las Escrituras. YEs sumamente importante saber que también los moralistas grecorromanos enfatizaban mas en el adorno interno en vez del externo, ya que eso agradaba al esposo. Por ello Pedro habló en el verso 3 sobre tales costumbres, al igual que Pablo lo enfatizó en 1 Timoteo 2:9-10, hablando sobre el mismo asunto (Atacando la vida superficial externa por no ponerle enfasis la vida piadosa interna).
Luego de ello Pedro sigue su arguemnto en el verso 4 diciendo: "sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios." Haciendo incapié en lo interno, no lo externo. Los antiguos concideraban un espíritu manso y tranquilo como una virtud esencialmente favorable para la mujer, y muchos moralistas recomendaban tal actitud en vez de vestirse con las últimas modas para atraer la atención de los hombres, un vicio comunmente atribuido a las mujeres aristócratas, pero imitado por las que podían darse el mismo lujo.
Por ello contextualmente Pedro comienza con las declaraciones del versos 2 diciendo: "considerando vuestra conducta casta y respetuosa." "La reverencia y castidad, integridad y respeto" por asi decirlo era la conducta más apropiada para la mujer de antaño, y es el enfoque interno lo que Pedro, como la Biblia entera habla, no condenando pintarse o adornarse, sino hacer del maquillaje y la vestimenta con joyas su enfoque primordial para atraer la atención y no una vida integra internamente rendida para vivir casta y cuidadosamente en los asuntos esenciales de la vida.
Bendiciones en Cristo.
Pastor: Dr.Félix Muñoz
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