Muchos que hoy entre sus círculos son tenidos como "grandes siervos de Dios", morirán y quedarán en la historia como una mancha, serán recordados como grandes farsantes que hicieron del Evangelio un negocio.
Aunque mueran con mucho dinero, autos y seguidores, se sorprenderán al abrir los ojos en el infierno y ver que allá nadie los aplaude... No valen las décadas que lleves siendo pastor, si esos años los has ocupado en predicar mentiras.
El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el Evangelio.
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