"Fue por la fe que Enoc ascendió al cielo sin morir, «desapareció porque Dios se lo llevó»; porque antes de ser llevado, lo conocían como una persona que agradaba a Dios- Heb 11:5 (NTV)."
INTRODUCCIÓN
El Cap. 6 de Génesis parece ser uno muy triste hasta el v. 18, donde encontramos a Enoc (séptima generación desde Adán), quien, a pesar de ser un hombre ordinario y pecador, pudo caminar con Dios y vivir día por día en comunión alegre con Él. Anduvo por fe en la misma comunión que anduvieron Adán y Eva antes de su caída. «como viendo al invisible». No hay nada mejor que caminar con Dios, aun viviendo en la Tierra. Siglo tras siglo ha habido hombres y mujeres que anduvieron con Dios, y aún hoy hay millones de personas en este mundo que conocen esta comunión sagrada con Dios en Jesucristo, por medio de su fe.
I. Características de la comunión con Dios:
a) Implica que andaba en el mismo sentido y al mismo paso que Dios, quien hablaba en su conciencia; o sea que vivió en armonía con el Señor (véase Am. 3:3).
b) Su comportamiento agradó a Dios (He. 11:5). Éste debe ser el ideal para todos nosotros cuando tenemos fe (2 Co. 5:6–9). ¿Cuándo agradamos a Dios? Cuando nos entregamos a Él naciendo de nuevo (Ro. 8:8). Cuando vivimos alejados del mal (2 Ti. 2:4); cuando obedecemos sus mandamientos como hijos suyos (Col. 3:20 y Jn. 3:29). Finalmente, cuando nos consagramos del todo y enteramente a Él.
c) Enoc fue exactamente igual a cualquier hombre de su época, pero tenía una fe que le colocó en comunión con Dios. ¿Cuándo comenzó su comunión con Dios?
II. El comienzo de la comunión por fe:
¿Anduvo siempre Enoc con Dios? Por el texto de Gn. 5:21 comprendemos que Enoc comenzó su vida de fe a la edad de 65 años, al nacer Matusalén, cuyo nombre significa:«Cuando éste muriere, aquello vendrá». Lo que se considera una respuesta a la oración que le trajo una revelación divina en cuanto al diluvio.
III. La continuación de la comunión con Dios por la fe:
¿Cuánto tiempo duró esta comunión? Hasta el término de su vida sobre la Tierra: Enoc continuó teniendo a Diosen cuenta más que las opiniones y consejos de sus amigos y contemporáneos (Gn. 5:24). Esto fue por espacio de 300 años, o sea más de 100.000 días, equivalentes a dos millones y medio de horas. ¿Porque vivía en algún monasterio? No, pues tenía casa, esposa, hijos, alegrías y penas, pero, en medio de todo, tenía su oído atento, sintonizando con la voz de Dios (Sal. 127:7), y un corazón lleno de amor a Él (Jn. 21:15, 17) y un decidido propósito de agradarle.
IV. El final de la comunión por la fe:
«Fue traspuesto para no ver muerte». Aunque no lo parezca, es similar a cada creyente que camina con Dios hasta la muerte del cuerpo. La comunión con Dios no termina con la muerte, pero termina la fe, por no ser ya necesaria. No después de un largo sueño en el cementerio, como dicen algunos pues 2 Co. 5:8, Fil. 1:21 y 2 P. 1:14 dan a entender perfectamente que el alma va a estar con el Señor. La gloriosa apoteosis final ha de tener lugar, empero, en fia segunda Venida de Cristo. Los creyentes vivos aún en la Tierra serán trasladados sin morir, como Enoc, y los muertos en Cristo recibirán un precioso vestido, que será el cuerpo glorificado que les habilitará para superiores privilegios que aquellos de los cuales ya disfrutan ahora en el Cielo (véase 1 Ts. 4:13–17; 1 Co. 15:21–52; He. 11:40).
V. Una referencia escatológica:
Enoc fue el primer profeta que encontramos en la Biblia. Se cree que era, además, un sacerdote del Dios Altísimo, como Melquisedec, en días de Abraham. Pablo nos dice que los primeros pobladores de la Tierra habían conocido a Dios, que se había revelado a la primera pareja, antes de caer en pecado, al cual abandonaron sustituyéndolo por cosas visibles, pero bien estúpidas: dioses imaginarios de la escala inferior de la creación. ¿Es que el culto del Dios Altísimo implicaba virtudes morales que no quisieron soportar? Es lo más probable …
a) Dios había establecido en el Edén el matrimonio monógamo, pero en Gn. 4:19 se nos informa que Lamec tomó dos mujeres y asesinó a un joven que parece se peleó con él. El sexualismo y la violencia se extendió, en contra, podemos suponer, de las advertencias de hombres que andaban con Dios, como Enoc, más tarde Malquisedec y posiblemente algunos otros.
b) El nombre de Enoc aparece de nuevo en el Nuevo Testamento en una epístola, que los primitivos cristianos discutieron por algún tiempo si tenía que figurar o no en el Canon de las Escrituras Sagradas, ya que su criterio era que no debía darse autoridad sino a epístolas escritas por apóstoles; pero por fin prevaleció el criterio de que la carta de Judas, uno de los hermanos de Jesucristo según la carne, merecía figurar como escrito inspirado.
CONCLUSIÓN
Es cierto que cita de un libro no aceptado en su totalidad como Palabra de Dios, pero la referencia de Enoc, ¿no podía haber quedado en la tradición y ser cierta? ¿No es esto lo que anunció Jesús y repitió Pablo en 1 Ts. 4:13–18? El que profetizó acerca del diluvio como final de su dispensación no es extraño que profetizara de otro juicio definitivo. Recordemos que Jesús mismo dijo: «Como en los días de Noé …» (Mt. 24:37–49; Lc. 18:8).
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