CONOCIMIENTO
EL VERDADERO CONOCIMIENTO DE DIOS PROCEDE DE LA FE
Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. - Jeremías 9:24
En 1 Timoteo 6:20–21, Pablo advierte a Timoteo contra “la falsamente llamada ciencia (en griego, gnosis ), la cual profesando algunos, se desviaron de la fe”. Pablo está atacando las tendencias teosóficas y religiosas que se desarrollaron hasta convertirse en el gnosticismo del siglo II. Los que enseñaban estar creencias y prácticas les decían a los creyentes que debían ver su consagración cristiana como una especie de primer paso algo confuso en el camino hacia el “conocimiento”, y los exhortaban a dar más pasos dentro de ese camino.
Estos maestros consideraban al orden material como algo carente de valor, y al cuerpo como una prisión para el alma, y trataban la iluminación como la respuesta total a las necesidades espirituales de los seres humanos. Negaban que el pecado tuviera parte alguna en el problema, y la “ciencia” que ofrecían sólo tenía que ver con conjuros, contraseñas celestiales, y disciplinas de misticismo y despego de la realidad. Habían clasificado de nuevo a Jesús como un maestro sobrenatural que había tenido aspecto de humano, aunque no lo era; negaban la Encarnación y la Expiación, y reemplazaban el llamado hecho por Cristo a una vida santa con recetas para desarrollar el ascetismo, o concesiones a la vida licenciosa. Las cartas de Pablo a Timoteo (1 Timoteo 1:3–4; 4:1–7; 6:20–21; 2 Timoteo 3:1–9); Judas 4, 8–19; 2 Pedro 2 y las dos primeras cartas de Juan (1 Juan 1:5–10; 2:9–11, 18–29; 3:7–10; 4:1–6, 5:1, 12; 2 Juan 7–11) se oponen de manera explícita a las creencias y las prácticas que emergerían más tarde bajo la forma del gnosticismo.
En contraste con esto, las Escrituras hablan de “conocer” a Dios como el ideal para la persona espiritual: esto es, llegar a una plenitud de fe y relación que traiga salvación y vida eterna, y produzca amor, esperanza, obediencia y gozo. (Véanse, por ejemplo, Éxodo 33:13; Jeremías 31:34; Hebreos 8:8–12; Daniel 11:32; Juan 17:3; Gálatas 4:8–9; Efesios 1:17–19; 3:19; Filipenses 3:8–11; 2 Timoteo 1:12). Las dimensiones de este conocimiento son intelectuales (conocer la verdad acerca de Dios: Deuteronomio 7:9; Salmo 100:3); volitivas (confiar en Dios, obedecerlo y adorarlo en función de esa verdad) y morales (practicar la justicia y el amor: Jeremías 22:16; 1 Juan 4:7–8). La fe conocimiento se centra en Dios encarnado, Cristo Jesùs hombre, el mediador entre Dios y nosotros los pecadores, por medio del cual llegamos a conocer a su Padre como Padre nuestro (Juan 14:6).
La fe busca conocer de manera concreta a Cristo y a su poder (Filipenses 3:8–14). El conocimiento de la fe es el fruto de la regeneración, la entrega de un corazòn nuevo (Jeremías 24:7; 1 Juan 5:20), y de la iluminación del Espíritu (2 Corintios 4:6; Efesios 1:17). La relación de conocimiento es recíproca, e implica afecto y pacto por ambas partes: nosotros conocemos a Dios como nuestro, porque Él nos conoce a nosotros como suyos (Juan 10:14; Gálatas 4:9; 2 Timoteo 2:19). Todas las Escrituras nos han sido entregadas para ayudarnos a conocer a Dios de esta forma. Esforcémonos por usarlas de la manera correcta.
- Dr. Félix Muñoz
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