LA REVELACIÓN GENERAL
DIOS ES REAL, Y ESTO ES CONOCIDO DE TODOS
El mundo de Dios no es un escudo que esconda el poder y la majestad del Creador. A partir del orden de la naturaleza, es evidente que existe un Creador majestuoso y lleno de poder.
Pablo lo afirma en Romanos 1:19–21, y en Hechos 17:28 pone por testigo a un poeta griego de que los humanos han sido creados por Dios.
Afirma también que la bondad de este Creador se hace evidente en su generosa providencia (Hechos 14:17; cf. Romanos 2:4), y que al menos algunas de las exigencias de su santa ley son conocidas por la conciencia de todos los seres humanos (Romanos 2:14–15), junto con la incómoda certeza de un juicio retributivo al final de todo (Romanos 1:32).
Pablo lo afirma en Romanos 1:19–21, y en Hechos 17:28 pone por testigo a un poeta griego de que los humanos han sido creados por Dios.
Afirma también que la bondad de este Creador se hace evidente en su generosa providencia (Hechos 14:17; cf. Romanos 2:4), y que al menos algunas de las exigencias de su santa ley son conocidas por la conciencia de todos los seres humanos (Romanos 2:14–15), junto con la incómoda certeza de un juicio retributivo al final de todo (Romanos 1:32).
Estas evidentes certezas constituyen el contenido de la revelación general. La revelación general recibe este nombre, porque todos la reciben, sólo en virtud de estar vivos dentro del mundo de Dios. Esto ha sido así desde el comienzo de la historia humana. Dios actúa para hacerles conocer estos aspectos de sí mismo a todos los seres humanas, de manera que en todos los casos, el no ser agradecido con el Creador y no servirlo en justicia constituya un pecado contra el conocimiento, y las declaraciones de que no se ha recibido este conocimiento no se deben tomar con seriedad. La revelación universal por parte de Dios de su poder, de que Él es digno de alabanza, y de sus exigencias morales, es la base para la acusación que le hace Pablo a toda la raza humana, declarándola pecadora y culpable ante Dios, por no servirlo como debe (Romanos 1:18–3:19).
Ahora, Dios ha complementado la revelación general con una revelación más clara de sí mismo como Sal- vador de los pecadores a través de Jesucristo. Esta revelación, manifestada en la historia y compendiada en las Escrituras, y que abre la puerta de la salvación para los perdidos, suele recibir el nombre de “revelación especial”, o “específica”. Comprende la expresión verbal explícita de todo lo que nos dice la revelación general acerca de Dios, y nos enseña a reconocer esa revelación en el orden de la naturaleza, en los sucesos de la historia y en la composición de los seres humanos, de manera que aprendamos a ver al mundo entero, en expresión de Calvino, como un teatro de la gloria de Dios.
- Dr. Félix Muñoz
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