El cumplimiento de la profecía de Isaías se hace visible en el desierto de Aravá, con casi 50 grados en verano, se está convirtiendo en tierras cultivables llenas de vegetación y vida.
Samantha Levy, funcionaria del Consejo Regional de Aravá (CRA), dijo que han logrado hacer del desierto un espacio apto para la agricultura y un centro de estudios para todos aquellos que desean aprender la mejor manera de aprovechar el agua para los cultivos, según publica la Agencia Judía de Noticias (AJN).
El desierto de Aravá es una zona árida de Israel en donde caen unos 25 mililitros de agua al año y posee un clima extremo. A pesar de ello, representa el 60 por ciento de las exportaciones de vegetales frescos de Israel.
"Logramos hacer de esto una ventaja. Hacemos agricultura en momentos en los que en otros lugares no se pueden hacer. Logramos tener creatividad en el manejo del agua, porque cada gota que cae la utilizamos, debido a que no estamos conectados al sistema nacional de agua de Israel", explicó Samantha Levy, una joven colombiana que se desempeña como funcionaria del CRA.
"Hay que resaltar a la comunidad, la mentalidad de quienes llegaron aquí hace 50 años a establecerse en el desierto. Vinieron y lo lograron de forma grande. No sólo hay agricultura para Israel, sino que le enseñamos al mundo cómo hacerlo", especificó Levy.
En Aravá hay entre 7000 y 8000 personas del sudeste asiático que son agricultores y lo hacen de una forma no efectiva. Usan sistemas de riego tradicionales y a veces, cuando no hay agua, no tienen con qué comer. Por esos motivos, se dirigen a Aravá a estudiar y trabajar, y lo que aprenden en las clases lo practican en su trabajo.
"Un agricultor va a tener un gran apoyo acá y es tan sencillo como saber qué cantidad de luz, humedad y tierra realmente necesita una planta para tener una mejor productividad. Aravá enseña al mundo cómo cultivar. También tenemos un avance de biotecnología y tenemos más de 50 científicos en el centro que están investigando sobre las plantas del desierto, que logran crecer en condiciones climáticas extremas. También se estudian las curas para distintas enfermedades, como la diabetes, el cáncer, el Parkinson. Aravá es la prueba de que lo imposible es posible", expresó con entusiasmo Levy.
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