El pastor Marciano Benítez, su familia y 2 personas más fueron encerrados por aborígenes de la comunidad Cerro Akângue, del departamento de Amambay, por predicar el evangelio. Meses atrás, los nativos habían derribado un templo evangélico.
El incidente se registró el domingo 22 al término del culto protestante, según refirió a radio UNO el abogado del pastor, Nery Reyes.
Marciano Benítez, su esposa Rosaria, su hija de 12 años y otras dos persona de la iglesia salieron a predicar en la comunidad cuando fueron rodeados por unos 70 nativos, quienes procedieron a encerrarlos.
Tras doce horas de encierro, los nativos liberaron a las dos personas y continuarán reteniendo al pastor y su familia. El lunes 23, cerca de las 19 horas, decidieron soltarlos con la condición que dejen de evangelizar en el lugar.
Según Reyes, los indígenas golpearon con cable al pastor para que se convirtiera al catolicismo. Incluso mencionó que los integrantes de la comunidad Cerro Akângue están apoyados por funcionarios de la Gobernación de Amambay.
Meses atrás, relató el abogado, los mismos nativos habían decidido “derribar” todos los templos evangélicos de la zona.
Gracias a la intervención de varias autoridades, entre ellas el senador colorado Arnoldo Wiens, solo echaron un edificio evangélico.
Hace 30 años atrás un pastor evangélico norteamericano comenzó una obra evangelizadora entre indígenas del Alto Paraná, hoy son agricultores de avanzada y millonarios; si no fuera por el misionero hoy formarían parte del grupo de indígenas abandonados y sumidos en la pobreza, según publica el diario paraguayo ABC.
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