VOTO IMPRUDENTE
"Le ofreceré en holocausto" (Jueces 11:31).
No pocos amigos de la Biblia, como asimismo muchos de sus enemigos, han tropezado en lo que relata de Jephté y del sacrificio de su hija. ¿Cómo se podrá justificar el hecho de Jephté de quemar, en sacrificio, a su propia hija?
Por de pronto respondemos que la Biblia no dice que Jephté quemó a su hija. Se nos dice, sí, que Jephté hizo un voto a Jehová diciendo: «Cualquiera que me saliere a recibir de las puertas de mi casa, cuando volviere de los Amonitas en paz, será de Jehová y le ofreceré en holocausto.» Notemos ahora que la palabra «holocausto» no significa necesariamente que el sacrificio se hiciese por fuego. No consta tampoco que la hija de Jephté, que le salió al encuentro, fuera degollada y quemada. El pasaje que relata el caso no dice claramente lo que se hizo con ella; así es que muchos creen que su padre la ofreció cual sacrificio a Dios, para vivir en perpetua virginidad. (Jueces 11:37-39.)
Pero supongamos, aunque la Biblia no lo dice, que efectivamente, hubiese sido degollada y quemada; ninguno que cree en la Biblia está obligado a defender el hecho de Jephté, como tampoco a ningún otro instrumento deficiente que Dios se ha dignado usar para ayudar a su pueblo. La Biblia misma no defiende a Jephté. Si en realidad degolló a su hija, fue por haber hecho un voto imprudente, por haber obrado con precipitación, no con aprobación ni por mandato divino; y aún más, habría cometido la doble imprudencia de ejecutar lo que tan sin pensar había prometido. Así que la enseñanza bíblica en este caso, lejos de aconsejar que se hagan sacrificios humanos, nos hace comprender que es locura insigne hacer votos precipitados bajo la inspiración de un entusiasmo momentáneo, o como una especie de negocio, o de chantage, con Dios.
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