Una de las historias que hablan de la Resurrección de Jesucristo se encuentra en el Evangelio de Marcos, en el capítulo 16: 920...
Una de las historias que hablan de la Resurrección de Jesucristo se encuentra en el Evangelio de Marcos, en el capítulo 16: 920. Se habla de la aparición de Jesús a María Magdalena y dos discípulos en el camino a Emaús, aunque no menciona Emaús. También habla de la aparición de Jesús a los 11 discípulos y su mandato para ir a predicar el Evangelio a todas las naciones. En el versículo 18, dice que beberán cosas mortíferas y tomarán serpientes sin sufrir daño. En algunas iglesias estadounidenses este verso se toma literalmente; hay personas que fueron mordidas y murieron en iglesias donde se manipulan serpientes. El problema es que estas palabras no estaban en el original del Evangelio de Marcos. Los manuscritos más antiguos se detienen en el verso 8, y la mayoría de las Biblias modernas dejan esto claro. Además, el griego que puede verse en los versos del 9 al 20 es de un estilo diferente al resto del Evangelio. Parece como si alguien hubiera añadido esta parte porque no le gustaba el final abrupto (un manuscrito armenio del siglo 10 dice que fueron los de “el presbítero Ariston”).
¿Pero que genera este final abrupto de Marcos, y por qué termina en ese lugar?
El Evangelio original termina con las mujeres descubriendo la tumba vacía y hablando con un ángel. El versículo 8 dice: “Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo.” RVR 1960 Esto significa Que el único de los cuatro Evangelios que no tiene en cuenta las apariciones de la resurrección del Señor Jesucristo, es el Evangelio de Marcos. Hay cuatro posibles razones para esto:
1. El Evangelio nunca se terminó. Marcos puede haber sido impedido de completarlo por alguna razón. Tal vez estaba enfermo, o tal vez murió o fue encarcelado.
2. La conclusión se pierdió o fue destruída por accidente. Esto es muy posible, pero si fuera esta la razón, es sorprendente que alguien no lo supiera lo suficientemente bien como para recordarlo y escribirlo de nuevo.
3. El final fue quitado deliberadamente. Esto parece absolutamente improbable, a pesar de que podría ser muy interesante para los lectores del Código Da Vinci de Dan Brown, que piensan que la Iglesia se encargó de realizar toda clase de cosas con el fin de ocultar quien sabe qué.
4. Marcos en realidad quería que el Evangelio terminara en el versículo 8. Las opciones segunda y tercera no son muy probables. La primera opción es muy posible, pero es bastante extraño que justo esta parte falte. Significaría que Marcos escribió la carta de de principio a fin, sin dejar notas u otros materiales para guiar a alguien a terminarlo por él. ¿Y qué si el verso 8 es exactamente donde él quería que terminar? Esto significa que nos quedamos con los testigos asustados, confundidos, y huyendo (lo cual es una reacción muy humana). Ellos se asustaron por el ángel, e incluso se asustaron más viendo la tumba vacía. Estaba completamente más allá de su experiencia o de lo que esperaban, y no sabían cómo manejarlo.
La mayoría de nosotros – no dijeron nada. Dios había irrumpido en sus vidas, y en vez de tratar de analizar o entender lo que había pasado prefirieron callar. A la vista del resto del Evangelio de Marcos, esto es bastante irónico; Marcos nos dice con frecuencia que Jesús le dijo a la gente que permaneciera en silencio acerca de lo que había hecho. Hay una sensación de que aquí el hecho de la resurrección fue demasiado grande como para ponerlo en las palabras. Y al dejarnos con las mujeres “, temblorosas y con miedo,” Marcos quizás ce acerca mucho a nosotros, sus lectores, 2.000 años más tarde. No tenemos ninguna manera de representar o imaginar la resurrección tampoco. Nos deja temblando y desconcertados. Así que tal vez Marcos sabía exactamente lo que estaba haciendo. Su Evangelio no quedó sin terminar o se perdió; termina justo donde él quería que lo hiciera, con suspenso, drama e incertidumbre. Ya que la historia no había terminado: se continuó en Hechos, y ha continuado desde entonces. La resurrección no es el fin del drama cristiano, pero un episodio dentro del mismo. La historia continúa en nosotros.
Fuente: Christian Today
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