La advertencia divina:
Los lobos y su falsedad
Por: Dr. Félix Muñoz
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis – Mateo 7:15-20 (RVR)”.
En su contexto inmediato es importante notar que el Señor advierte que la puerta del discipulado cristiano es estrecha y que angosto es el camino (Mt 7:13-14). Pero aquellos que siguen fielmente Sus enseñanzas encuentran la vida abundante. Por otra parte, hay la puerta ancha —la vida fácil y regalada—. El fin de una vida así es un desperdicio. Aquí no se está tratando de la pérdida del alma, sino de perder el propósito de la propia existencia (amar, glorifica y adorar a Dios).
Estos versículos son también de aplicación al evangelio al presentar los dos caminos y destinos de la raza humana. La puerta ancha y el camino espacioso conducen a perdición (Pr. 16:25). La puerta estrecha y el camino angosto conducen a la vida. Jesús es a la vez la puerta (Jn. 10:9) y el camino (Jn. 14:6). Pero aunque ésta es una aplicación válida del pasaje, la interpretación es tocante a los creyentes. Jesús está diciendo que seguirle exigirá fe, disciplina y paciencia. Pero esta vida difícil es la única que vale la pena vivir. Si escoges el camino fácil, tendrás mucha compañía, pero te perderás lo mejor de Dios para ti.
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces – Mt 7:15”
Allí donde se enseñen las estrictas demandas del verdadero discipulado, allí aparecen falsos profetas que abogan por la puerta ancha y el camino fácil. Diluyen la verdad hasta que, como dijo C. H. Spurgeon, «no queda suficiente para hacer sopa para un saltamontes hambriento». Estos hombres que profesan hablar de parte de Dios vienen con vestidos de ovejas, dando la apariencia de ser verdaderos creyentes. Pero por dentro son lobos rapaces, es decir, son incrédulos malignos que depredan sobre los inmaduros, los inestables y los crédulos.
El verdadero profeta era aquél que hablaba en lugar de Dios (porta voz) Cf. Mat 24:5; v.11; v.24; Mc 13:22. En consecuencia, el falso profeta es el que pretende hablar en lugar de Dios cuando en realidad sólo profiere los pervertidos pensamientos de su propio corazón corrupto (cf. Isa 30:10; Jer 14:13-15; 23:16-17, v.21; v. 25; vv.30-32, v.38, 29:8-9; Eze 13:2-3, v.10-11). Es una comparación al igual con el episodio de Jeremías y los falsos profetas de su tiempo (Jer. 27-29). La palabra "falso profeta" del gr. "pseudoprofetes" significa "impostor/falso pronosticador" compuesta de "pseudes" que es "falso/mentira" y de "profetes" que es "el que predice" en sí, estos falsos aludían que Dios haría o no fuera de Su mandato.
Los falsos profetas son los que pretenden que los hombres pueden entrar por la puerta ancha y el camino espacioso (vida fácil), y podrán llegar de todos modos al destino de la puerta angosta y el camino estrecho. Estos son los “ladrones” cuyo único propósito es saquear, matar y destruir (Jn 10:7-10). Las Escrituras advierten claramente contra tales (Hch 20:28-31; 2Ts 2:3, v.7; 2 Pe 2:1-22). El parecido de los “lobos” con las “ovejas” era sólo externo. No había ocurrido un cambio de corazón, sino sólo de aspecto. Indudablemente, el propósito era engañar a las ovejas y crear en ellas una falsa seguridad a fin de devorarlas con mayor facilidad. Con frecuencia se describe al pueblo de Dios como ovejas y a Dios como su Pastor (Sal 23:1-2; 78:52; 80:1; 100:3; Isa 40:11; 53:6; Eze 34:10-19; Jn 10:1-16; etc.). Los lobos, como bestias de presa cazaban y devoraban a sus indefensas víctimas principalmente de noche, para no ser descubiertos y así no estuviera alerta las víctimas (en este caso el rebaño), asi opera el falso. Cf. Mat 10:16; Jn 10:12. Como lobos nocturnos. Cf. Eze 22:27; Hab 1:8.
Estos “lobos” no sólo son de corazón malvado, sino que se oponen a la verdad y a los que desean seguirla. Tienen el propósito de perjudicar a las ovejas para beneficiarse a sí mismos. Ansiosos de ganancia y de poder, son más peligrosos que los “perros” o los “cerdos” de Mat 7:6. Y Miq 3:5-11. Son asalariados.
En relación a un asalariado. La Mishnah menciona cuatro clases de depositarios (guardianes): “un depositario que no recibe pago, uno que pide prestado, un depositario pagado y uno que contrata a otro. Un depositario que no recibe pago debe jurar por todas las cosas [si el depósito se pierde o es destruido por alguna causa, excepto negligencia, el depositario que no recibe pago debe aclarar lo que ocurrió mediante, juramento, y queda libre de responsabilidad]. Uno que ha recibido un préstamo debe pagar por todo. Uno que recibe pago o uno que contrata a otro debe jurar en cuanto a un animal que fue lastimado, capturado [en una incursión] o que pereció; pero debe pagar por la pérdida o el robo” (Baba Mezia 7. El mismo tratado expone la responsabilidad del guardián de esta manera: “Si un lobo ataca, no es un accidente inevitable; si dos atacan, es un accidente inevitable... El ataque de dos perros no es un accidente inevitable... El ataque de un ladrón es un accidente inevitable. El daño hecho por un león, oso, leopardo, una pantera y serpiente está en la categoría de un accidente inevitable. Cuándo es así, Si vinieron y atacaron por su propia iniciativa: pero si el pastor las condujo a un lugar infestado por bestias salvajes y ladrones, no es un accidente inevitable” (id. 7.9). El asalariado se preocupa más por su salario que por las ovejas. No se interesa personalmente en el rebaño (cf. 1 Pe 5:2). En la hora del peligro se ve la diferencia entre él y el verdadero pastor. El lobo arrebata. De acuerdo con la Mishnah, si sólo atacaba un lobo, el pastor era considerado responsable por el rebaño. Si eran dos, se consideraba un accidente inevitable. Pero el verdadero pastor arriesgaba su vida para proteger el rebaño. Cf. Mat 10:6; Hch 20:29. Las dispersa. Cf. Zac 13:7. Histórico culturalmente, aunque la mayoría de los judíos cultos no creía que los profetas habían continuado en el sentido del AT (Sabían claramente que su ciclo cerró), creían que los falsos profetas (p. ej. Jer 2:8) seguían existiendo; Josefo mencionó a muchos de ellos en el primer siglo. El contraste entre lobos y ovejas inofensivas era proverbial, haciendo con ello un contraste claro de la esencia muchos más que de la apariencia. Por ello Cristo hace un énfasis en como conocerles.
“Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos – Mt 7:16-18”.
Los versículos 16–18 tratan acerca de la detección de los falsos profetas: por sus frutos los conoceréis. Sus vidas licenciosas y enseñanzas destructivas los traicionan. Un árbol o planta producen fruto según su carácter. Los espinos no pueden producir uvas; los abrojos no producen higos. Todo buen árbol produce buenos frutos y el árbol malo produce frutos malos. Este principio es cierto en el mundo natural y en el espiritual. La vida y enseñanza de los que pretenden hablar de parte de Dios deberían ser puestas a prueba por la Palabra de Dios: «Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido» (Is. 8:20). Al igual que el trigo y la avena, las uvas e higos estaban entre las frutas más valoradas y ampliamente consumidas de la tierra en tales tiempos; los espinos y abrojos (cardos estrellas) carecían de valor y eran una molestia para los segadores, tal como menciona a menudo el AT (Is. 5:6), los falsos son una molestia. La repetición de “por sus frutos los conoceréis” (Mt 7:16, v.20) encierra como entre paréntesis esta ilustración; este tipo de paréntesis se utilizaba comúnmente como un recurso literario llamado “incluso”, los rabinos, escribas y doctores de la ley lo utilizaban para separar o destacar en sus expuestos algo en partucular. Los profetas revelaban su condición de falsos si apartaban las personas del Dios verdadero (Deut. Cap. 13) o si sus palabras no se cumplían (Deut. 18:21-22). En tales tiempos, los rabinos permitían que los falsos profetas suspendieran momentáneamente una enseñanza de la ley de la misma manera que los rabinos mismos lo harían, pero si negaban la ley en sí o si abogaban por la idolatría, eran considerados como falsos e ignorados por la audiencia. Jesús enseña que si no viven correctamente, son falsos (Mt 7:21-23) cf. Lc 6:34-45.
Cuando Jesús dijo "Conoceréis" habla de “conocer cabalmente”. Aquí cambia la metáfora. Las ovejas no están totalmente desvalidas pues tienen la habilidad de detectar a los “lobos” por su porte y por su conducta. Las atrayentes pretensiones de estos falsos profetas no demuestran su verdadero carácter. Sus hermosas palabras y su excelsa profesión no son pruebas válidas de lo que realmente son, ni puede tenerse confianza en sus milagros (Mat 7:22). Las palabras “los conoceréis” pueden ser consideradas como una promesa de que las “ovejas” que conocen la voz de su Pastor (Jn 10:4) no serán engañadas por las hermosas palabras de los “lobos” mentirosos.
Quienes aman de verdad al Señor y están enteramente entregados a su voluntad obedecerán la voz de Dios que habla a sus almas día tras día por medio del consejo divino de las Escrituras. En la gran hora de la prueba que se avecina, sólo los que conocen y aman la verdad podrán salvarse de los engaños de Satanás (Ose 4:6; 2 Ts 2:9-10). cf. Mat 12:33-35; Lc 6:43-45. Mediante las Escrituras el creyente puede adquirirse del discernimiento necesario para que sepa diferenciar las Uvas de los Espinos. Así como se sabe diferenciar el agua amarga de la dulce cf. Stg 3:11-12. Todo buen árbol tiene buenos frutos. cf. Mat 12:33-34. Es decir, frutos que tienen hermosa apariencia, agradable aroma y buen gusto y traen consigo beneficio y salud. Estos frutos son atrayentes en todo sentido. El “fruto del Espíritu” se describe en Gál 5:22-23. Ese es el bueno, el “buen” fruto del gr. “agathos” es “beneficiosos/provechoso”, el malo, del gr. "poneros" significa “podrido”, “deteriorado”. La misma palabra se traduce “corrompida” en Efe 4:29 como Frutos malos, es la falsificación de los buenos, ya que el bueno “kerdaino” es “ganancia” no perdida como el falso.
En Gál 5:19-21 se enumeran las obras de la carne. Esto se puede comparar con las “uvas silvestres” de la parábola de la viña del Señor (Isa. 5:1-7) y con los higos, tan malos que no se podían comer (Jer 24:2, v.8). Por sus frutos se conocen, para dar mayor énfasis, en la cual se presenta la metáfora del árbol frutal y su fruto, concluye con la misma declaración con la cual comenzó. De la misma manera que una persona puede identificar un árbol por su fruto, puede identificar a la gente por sus acciones. Por ello Jesús hace uso de la ilustración con la flora, "todo" hablando del árbol, viene del gr. "pas" y significa "cada uno" es un sustantivo de "cualidad/clasificación" la naturaleza real de quién es cada cual saldrá a luz siempre de manera natural, por más que se actúe lo contrario de forma hipocrita. El árbol que está plantado correctamente y con su raíz bien afirmada es conocido como buen árbol, es "provechoso/ beneficioso” (Sal 1:1-3), contrario al podrido (Sal 1:4-6), ese árbol da "buenos" frutos, el provecho que trae el buen fruto viene con beneficio y sustento saludable. Esa palabra era usada en el antiguo mercado de oriente para aludir un día fructífero y bendecido por las ventas en el mismo, entonces lo que desea comunicar aquí es que todo buen árbol trae consigo beneficio, provecho y gozo a cada cual que se le arrime, este es un contraste con el falso, el falso está imposibilitado de emanar la esencia de Cristo y su bondad, por consecuente todo aquel que se le arrime es semejante a una persona que tras un largo camino bajo el sol busca sombra y reposo, posando bajo un árbol sin hojas y sin fruto.
Los falsos eran algo común en los tiempos del AT como antes mencioné. Profetizaban solo lo que el rey y el pueblo querían oír, y afirmaban quelo que comunicaban era el mensaje de Dios, ¿no es lo mismo hoy día? La única profecía segura es la Biblia (2 Ped. 1:19-21; 2 Tim 3:16-17), la cual muchos descontextualizan dando un mensaje motivador agradable al oído el cual alimenta el deseo enfermizo y no educa en ser como Jesús. Aquí Jesús indica que los falsos eran igual de frecuentes en sus días como en el AT y que en la época actual sería igual. El principio básico que Cristo trae es que nos cuidemos de las personas cuyas palabras parecen piadosas y reveladoras, pero que en verdad están motivadas por el dinero (cf. 1 Tim 6:3-9), el prestigio y el poder (cf. Mar 8:11-21), es fácil detectarlos porque en sus enseñanzas minimizan a Cristo, se glorifican a sí mismos y sus mensajes están carentes de verdad contextual que transforma vidas, solo son ofrecimientos engañosos milagrosos carentes de esencia divina. El árbol malo dará como consecuencia de su raíz mal alimentada un fruto podrido, "malo", "dañino" en sí, su efecto e influencia es perjudicial para la salud espiritual, física, mental, y hasta económica de aquellos quienes presten su oído y abran su corazón a ello.
El destino de los falsos profetas es ser echado(s) al fuego. La sentencia sobre los falsos maestros y profetas es «destrucción repentina» (2 Ped. 2:1). Pueden ser conocidos por su proceder y por todo el desatre inmoral que dejan a su paso.
¿Cómo guardarnos de los tales?
1. Estudiando adecuadamente las Escrituras en su propio contexto.
2. Reconociendo que ellas hablan de Cristo de comienzo a fin.
3. Comparando nuestra vida a la estatura de Cristo, así sabremos si la enseñanza que profesamos seguir es correcta o no.
Tales exponentes (contemporáneamente hablando) podrán llenar el lugar con muchos seguidores (sólo se enfocan en los números y no en el crecimiento personal de cada congregante: eso les da sentimiento de poder, supremacía, control, estatus político social religioso y seguridad económica), podrán profetizar (usar el nombre de Dios para traer palabras que analizándolas bien, están lejos de la persona del Hijo), podrán hacer milagros y proclamar sanidades (que en el 90% de los casos los que buscan su sanidad siguen igual de enfermos, sacando de contexto la realidad del evangelio; que es saciar la sed de justicia del corazón del Padre en la persona del Hijo y luego el del pecador, han enfocado el evangelio en los beneficios y no en el benefactor), podrán echar demonios fuera (hacen un espectáculo para dar entender a sus prosélitos que son los que portan la autoridad divina), y sin número de cosas más que ante los ojos del hombre, parecen ser divinas y llenas de gloria, a esos, Dios les responde con acerca de sus acciones que son hacedores de maldad (Mt 7:21-23), y como los tales son participes/practicantes de la maldad (en este caso violadores de toda ley divina), sus enseñanzas deben ser rechazadas así como Dios rechaza sus conductas. El camino fácil es aquel que ofrece a sus seguidores, fama, fortuna, prosperidad económica, una vida llena de lujos placenteros egoístas, lejos de la negación personal y voluntaria a la ley divina por el poder capacitador de Cristo en el Espíritu.
¿Qué doctrina sigues?, analízala a la luz de la persona de Cristo por las Escrituras.
- Dr. Félix Muñoz
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