La paradoja de la adoración selfie
El año pasado un amigo que dirige la alabanza en su iglesia me envió un mensaje para expresar una preocupación.
Los medios sociales han estado en mi mente últimamente. Parece que es una gran herramienta y un gran peligro. Puede convertirse rápidamente en la “esquina” de Mateo 6. Me pregunto si las constantes publicaciones de nosotros mismos, con luz perfecta y cosas así pueden llegar a ser más sobre nosotros. Algunas personas dicen que “todo el mundo lo hace”, pero estoy luchando con eso pues veo a chicos jóvenes en la familia de nuestra iglesia que lo hacen mucho. Quiero asegurarme de que mis motivos son puros si me siento llevado a tener una discusión honesta con ellos.
La humildad de mi amigo al abordar este tema era admirable. Los medios sociales se han convertido en el aire que respiramos. Una generación criada en Facebook, Instagram, Twitter, Snapchat, y YouTube no piensa nada malo de normalmente (¿constantemente?) dejar saber a los demás lo que están pensando, leyendo, escuchando, dónde están, qué cenaron, y con quién pasan el rato.
Especialmente con quién pasan el rato. Las selfies con los amigos son un pasatiempo nacional. Y es un punto extra cuando podemos publicar una selfie con alguien famoso. “¡Mira con quién estaba!”. Nuestros medios sociales lo anuncian. Lo hacemos con músicos, atletas, actores, y políticos.
Desafortunadamente, también lo hacemos con Jesús. Solo que el subtexto parece ser: “¡Mira con quién estaba Jesús!”.
Es la paradoja de la adoración selfie. Cuando se supone que debemos llamar la atención sobre la gloria del Salvador, nos ponemos donde más nos veamos en la imagen.
Cuando se supone que debemos llamar la atención sobre la gloria del Salvador, nos ponemos donde más nos veamos en la imagen.
Y crea un dilema para aquellos de nosotros en el ministerio público. Al menos plantea algunas preguntas.
- ¿Cuándo se vuelve más acerca de mí que de Dios ese deseo de mostrar a otros cómo Dios me está usando?
- ¿Debe mi papel como músico en la iglesia afectar mi uso de las redes sociales? Si es así, ¿cómo?
- ¿Puedo promoverme a mí mismo, a la iglesia, y al ministerio en las redes sociales sin que sea sobre mí?
- ¿Cómo puedo navegar las expectativas que nuestra cultura pone en la información, y el valor que Dios pone en la humildad?
- ¿A qué apuntamos?
Si estamos involucrados en liderar la adoración congregacional, nuestro objetivo es mostrar la gloria de Dios en Jesucristo a través del poder del Espíritu Santo. Ese propósito se refleja en versos como estos:
“Engrandezcan al Señor conmigo, y exaltemos a una su nombre”, Salmo 34:3.
“Llena está mi boca de tu alabanza y de tu gloria todo el día”, Salmo 71:8.
“Los hombres hablarán del poder de tus hechos portentosos, y yo contaré tu grandeza”, Salmo 145:6.
Los medios sociales pueden borrar las líneas entre magnificar al Señor y magnificarnos a nosotros mismos, entre hablar de las maravillosas obras de Dios y hablar de nuestras maravillosas acciones. Y si no apuntamos a exaltar a Cristo, es fácil tomar muchas selfies de adoración con Jesús, y sentirse bien al respecto.
Si tú sirves como parte del liderazgo de una iglesia, incluso si no tienes una posición oficial, estás dirigiendo la atención de la gente hacia algo. Pero no es solo cuando estás de pie (o sentado) delante de ellos. Es cuando tuiteas, publicas una imagen en Instagram, escribes un artículo de blog, o pones algo en Facebook. ¿A dónde estamos dirigiendo la atención, los afectos, y la adoración de la gente?
Lo mejor que podemos ser es letreros. Los letreros son direcciones, no destinos. Nadie detiene el coche en un viaje para mirar al letrero. Toman nota de hacia dónde dice que hay que ir, y continúan con su camino. Así que las personas a las que dirigimos solo deben estar conscientes de nosotros el tiempo suficiente para saber de qué manera deben guiar sus pensamientos, emociones, y afectos a la gloria de Dios en Jesucristo.
LO MALO
Si no estamos utilizando los medios sociales intencionalmente, es fácil para nosotros caer en la paradoja de la adoración selfie. Y estos son algunos de los resultados potenciales:
- Nos parecemos menos a siervos que quieren reflejar a un Salvador crucificado, y más a figuras públicas que deberían ser admiradas por nuestras habilidades.
- Terminamos usando a la iglesia para promover nuestras canciones, nuestros dones, nuestros logros, etc.
- La publicación frecuente estimula una mentalidad de que la gente necesita estar constantemente actualizada de lo que estamos haciendo.
- Otras personas empiezan a simplemente copiar lo que hacemos, sin entender por qué lo hacemos, resultando en una metodología separada de la teología.
LO BUENO
Los medios sociales no son malos en sí mismos, aunque como todas las formas de comunicación, tienden a dar forma e influir al mensaje. Para aquellos involucrados en liderar la alabanza en la iglesia, aquí hay algunas formas en que podemos usar los medios sociales para traer gloria a Cristo y no a nosotros mismos.
Enfócate en tu congregación, no solo en tu grupo de alabanza.
Ten en cuenta que la iglesia son todos y no solo las personas con un micrófono. Videos o imágenes de tu congregación proclamando apasionadamente las alabanzas de Dios pueden motivar a otros a hacer lo mismo. Por supuesto, tu congregación puede no ser tan bien parecida como la gente al frente. Pero si la gente en nuestra iglesia no está cantando, nosotros simplemente estamos haciendo un show. La verdad es que nuestros servicios religiosos no tienen que verse impresionantes en Instagram, YouTube, o Facebook para glorificar a Dios. En realidad, la mayoría de las veces parecerán mas como vasos de barro (2 Cor. 4:7).
Utiliza las redes sociales para agradecer a las personas que sirven.
En lugar de concentrarte siempre en lo que estás haciendo, resalta a las personas de la iglesia que sirven fielmente, con alegría, y desinteresadamente, semana tras semana. Sería genial ver imágenes y publicaciones de los equipos de logística y de los trabajadores con niños, no solo de los músicos.
Atrae la atención a las buenas letras de canciones, no simplemente a la buena música o al contenido visual.
Publica videoclips de canciones que hablan verdad a los corazones de cristianos cansados, preocupados, o sufriendo. Una forma de hacerlo es agregando letras a tus videos, o publicándolas debajo del video, como subtítulos.
Comparte lo que está pasando, no puro emocionalismo.
Publicar lo que has estado haciendo o estás por hacer es útil. Decirle a la gente lo asombroso, genial, impresionante, e increíble que es, no tanto.
Si encuentras que los medios sociales pueden ser una tentación constante para glorificarte a ti mismo, aquí hay algunas ideas para buscar un cambio:
- Pasa más tiempo reflexionando sobre lo que es tu vida: la gloria de Jesús, crucificado y resucitado para redimirnos (Col. 3:1-4; 1 Cor. 1:3-4).
- Antes de publicar, pregúntate cómo lo que harás edificará a otros (Ef. 4:29).
- Echa un vistazo a la frecuencia con la que publicas y miras las redes sociales (Rom. 13:14).
- Utiliza las vacaciones principalmente para centrarte en las personas con las que estás, no con tus amigos de las redes sociales.
- Utiliza las redes sociales para darle a la gente una perspectiva única que de otra manera no tendrían.
Si no puedes usar los medios sociales sin caer en hábitos profundamente arraigados en la autopromoción, pérdida de tiempo, o sensualidad, córtalos. Borra las aplicaciones de tu teléfono. Debes rendir cuentas. Sigue el sabio consejo de John Owen: Mata al pecado o te matará a ti. Mejor aún, sigue el consejo de Jesús en Marcos 9:43-48.
Tanto nuestra cultura como nuestra carne nos dicen que la gratificación viene de ser notado, aplaudido, apreciado, y admirado. Pero Dios nos dice que al final, todos le adorarán a Él, no a nosotros (Ap. 22:3).
Y tenemos la alegría de guiarnos a nosotros mismos y a los demás a hacer eso ahora.
No perdamos la oportunidad.
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