El término triage define el sistema de clasificación adoptado durante la guerra por los franceses para dar prioridad de atención a los heridos de mayor gravedad.
Esta distinción permite atender las condiciones más urgentes en el tope de la lista.
El triage teológico es acuñado al Dr. Albert Mohler, quien usando la premisa de clasificación médica del triage, propone que teológicamente hay temas que deben ser priorizados por su gravedad.
Es ver aquellas cosas que pueden de manera urgente o no matar al cuerpo de Cristo acorde al orden en que sean atendidas.
Si atendemos de primero doctrinas secundarias como el bautismo de infantes, el milenio y los dones espirituales y los ponemos como prioridad de atención, es como tener a un paciente con heridas de bala y querer atender primero algunos raspones.
Si atendemos de primero doctrinas secundarias como el bautismo de infantes, el milenio y los dones espirituales y los ponemos como prioridad de atención, es como tener a un paciente con heridas de bala y querer atender primero algunos raspones.
El triage teológico pone nuestra atención en temas primarios, así como el apóstol Pablo dio prioridad a la proclamación del evangelio sobre la muerte de Jesús, su sepultura y resurrección, el mensaje que él consideraba estar “en primer lugar” (1 Corintios 15:3). De la misma manera todos los cristianos deben priorizar.
Al enfocarnos en la centralidad del evangelio estamos atendiendo directamente lo más urgente del cuerpo de Cristo, y dejando en segundo plano aquellas cosas que son importantes, pero que no definen la vida del paciente.
Siempre deberíamos tener cuidado de no caer en extremos:
“Aprender a distinguir entre las doctrinas fundamentales y secundarias es crucial, si no sabemos distinguir entre estas vamos a caer en extremos, ya sea en el ecumenismo que no hace distinciones, y quiere traer a todo el mundo a un gran movimiento donde todas las iglesias se unan, o podemos caer en el aislacionismo donde podemos pensar que solo nuestra iglesia con nuestra doctrina es la única iglesia sana que hay en el mundo”. – Sugel Michelén
Al hacer esto, preservamos nuestra integridad confesional y eclesial y facilitamos la colaboración y construcción en amor con nuestros hermanos que han llegado a conclusiones diferentes en las doctrinas secundarias, pero que mantienen firme sus doctrinas fundamentales.
¿Cómo saber diferenciar?
El Dr. Albert Mohler nos presenta un resumen de los asuntos de primer, segundo, y tercer orden. Podemos resumir sus palabras de la siguiente manera:
Los asuntos teológicos de primer orden son aquellas doctrinas más centrales y esenciales a la fe cristiana. Aquí incluimos las doctrinas de la Trinidad, la completa deidad y humanidad de Cristo, la justificación por la fe, y la autoridad de las Escrituras.
Los asuntos teológicos de segundo orden tienen que ver más con eclesiología, como por ejemplo las diferencias en el bautismo entre Presbiterianos y Bautistas. También se incluye aquí en el segundo plano diversos entendimientos de los roles de género. El Dr. Mohler correctamente muestra que muchas de las discusiones más fervientes entre cristianos tienen que ver con temas de este nivel.
Los asuntos teológicos de tercer orden tienen que ver con discusiones de áreas más grises en el entendimiento de la Iglesia. De manera principal, podemos pensar en diversos entendimientos escatológicos.
Concluimos citando al Dr. Mohler una vez más:
Viviendo en una época de mucha negación doctrinal y confusión teológica, los cristianos pensantes deben estar listos para el desafío de la madurez cristiana, aun en medio de esta emergencia teológica. Debemos poder separar estos asuntos con una mente entrenada y un corazón humilde, para así poder proteger lo que el apóstol Pablo llamó el “tesoro” que se nos ha sido confiado. Debido a la urgencia de este desafío, una enseñanza del salón de emergencia puede ayudarnos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por comentar!
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.