Al finalizar esta entrada encontrarás un link que puedes copiar y pegar en tus redes sociales para motivar a otros a que lean la serie completa: «Julio Melgar, la enfermedad y las voces de sanidad», desde el inicio.
En la entrada anterior comencé a relatar qué sucedió en los dos eventos “Unidos con Julio Melgar” del 11 de marzo pasado, principalmente durante el segundo, donde Fernando Solares Jr. intervino para darle una palabra muy particular a Julio delante de todo el auditorio. Fíjate, lo que dijo Fernando, no fue acorde a las confesiones y declaraciones de sanidad que habían permeado la noche, por eso algunos se molestaron por lo que Fernando hizo. Sí, si no lo sabías, hubo gente que se molestó. Lo que sucede es que en medio de este tipo de pruebas hay creyentes que no les gusta hablar de las cosas malas que experimentaron los personajes bíblicos, de ese potencial interrumpido que describió Fernando, de los aguijones en la carne, ¡y mucho menos que estos son superiores a la vida misma! (si es que comprendiste las implicaciones de esa afirmación).
Fíjate, si revisas el minuto 31 en adelante del video que posteé en la entrada anterior, verás que los saludos de Julissa Arce, Ps. Samuel Rodríguez, Ps. Cash Luna, Ps. Chris Méndez (de Hillsong), Ministerio Barak, Alex Campos y Marcos Witt, fueron el típico lenguaje de quienes han abrazado la confesión positiva. Aquí está una vez más si deseas corroborarlo. Míralo desde el min. 31:
¿Lo viste? Puro lenguaje de declarar la sanidad, declarar un milagro, declarar, declarar, declarar… ¡Es increíble cómo esa doctrina equivocada ha minado la mente de tantos! Por eso, las palabras de Fernando Solares Jr. fueron las de un hombre de Dios en medio de un montón de “profetas” (entre comillas) que no discernieron la voluntad del Señor. Muchos de estos cantantes convocados le profetizaron a Julio cosas buenas y Fernando fue uno de los pocos que le dijeron la verdad, que su aguijón trascendería su vida. Y como supongo que captaste el mensaje detrás de sus palabras, cuando le dijo: «¡Mi amado! ¡Entiéndelo! ¡Tu propósito es superior a tu vida! ¡Tu propósito es superior a tu vida!», le estaba profetizando que moriría. Pero eso casi nadie lo entendió, excepto algunos que sabíamos algunas cosas que estaban rodeando el proceso de Julio.
El asunto es que cuando finalizó el segundo servicio hubo una recepción para los invitados que habían participado en los dos eventos y, mientras todos departían, dos cantantes se acercaron a Fernando: Juan Carlos Alvarado y Danilo Montero. Los dos lo felicitaron por la palabra que le había dado a Julio, pero te comparto lo que Danilo le dijo: «Fer… ¡tú trajiste el balance! Dios te usó para traer balance. ¡Fue tremendo lo que dijiste! Mirá, a mucha gente le pasó por arriba, ¡no lo entendieron! Y no es que yo quiera hacerme el profundo, que yo sí lo entiendo; pero, obviamente en este ámbito, el hablar de la gloria de Dios en el sufrimiento es algo que la gente no asimila. Lo que dijiste fue de parte de Dios. ¡Fue tremendo Fer!»
De dos fuentes confiables supe que varias personas se molestaron por lo que Fernando dijo e hizo. Por ejemplo, como mi amigo aquel del que te he hablado fue al evento y también se quedó a la recepción, él me contó que mientras estaba en una mesa, dos personas comenzaron a murmurar de la participación de Fernando. Dijeron que les pareció desacertado y que no convenía que dijera lo que dijo. Cuando mi amigo oyó eso, los interrumpió y les dijo: “Miren, yo podría estar de acuerdo en que él se tomó mucho tiempo, pero todo lo que dijo estuvo bien y fue acertado. Así que a mí sí me pareció lo que dijo frente a todos”, cerrándoles así la boca.
¿Sabes qué sucede? Que la mayoría de quienes rodearon a Julio Melgar durante su proceso le auguraron que sanaría. No nos engañemos, poquísimas personas, entre ellos: mi amigo en común con él (que le dijo desde el inicio del proceso que ordenara su casa) y Fernando Solares Jr. (el propio día del evento “Unidos con Julio Melgar”), fueron de los pocos que hablaron con verdad. Vamos, Julio tenía cáncer, ¿acaso los pastores y cantantes no saben lo grave que es eso? Por lo tanto, si realmente hubieran actuado de forma sensata sabrían cómo se acompaña a alguien con enfermedad terminal. Me refiero a saber qué sí y qué no decir, qué sí y qué no hablar en el nombre del Señor. Estos cantantes hablaron de parte de Dios, ¡vuelve a revisar los videos que te mostré en estas entradas! Prácticamente violaron el tercer mandamiento de los 10 mandamientos, ¡tomaron el nombre de Dios en vano! ¡Hablaron de parte de Dios cuando no era Dios el que hablaba! ¡Y eso es gravísimo!
Yo he estado meditando las últimas semanas qué es lo que habrá provocado que todos estos cantantes le hayan dicho públicamente a Julio que se rejuvenecería, que vería a sus nietos, que se levantaría o que los ángeles lo sanarían, ¿y sabes a qué conclusión he llegado? Que la música los droga. ¡Sí! ¡Así como lo lees! La música los droga. En el sentido de que casi todas las veces que estos cantantes dijeron lo que dijeron siempre había música de fondo. Música sublime, emotiva… hight. Entonces, la atmósfera musical sumada a su mala teología… ¡Fiummm! ¡Sienten que vuelan! ¡Se sienten súper poderosos! ¡Se creen profetas antiguotestamentarios! Y entonces repiten vez tras vez en sus conciertos: “¡Aquí hay una atmósfera de sanidad!!!”, “¡Dios está acelerando procesos!!! “, “¡El Señor traerá un avivamiento a esta nación!!!” ¿Me explico?
Insisto, todo este proceso que atravesó Julio Melgar delató la mala teología de varios cantantes cristianos y sus seguidores. Confesión positiva, declaraciones, decretos y hasta directrices a los ángeles. ¡Me sorprende que estos sean los líderes de alabanza que están moldeando la adoración de las iglesias! ¡Es increíble!
En fin.
Antes de finalizar esta última entrada, quiero relatarte un breve testimonio, ¿ok? Creo que si le prestas atención, te ayudará a comprender por qué tener una buena teología es vital a la hora de enfrentar una circunstancia difícil, independientemente de que sea una enfermedad terminal o no.
Era octubre de 2016 y mi amigo Pablo Jiménez, de Cartago (Costa Rica), me llamó a eso de las 10:30 de la noche. Después de un breve saludo, me preguntó: “Noel, ¿cómo puedo aprender a decretar?” Me sorprendí por su pregunta. Me sorprendí porque Pablo es un amante de las Escrituras y de su correcta interpretación, además de que conoce cuán vehemente yo he sido en denunciar la confesión positiva como una herejía tanto en mi blog como en mis redes sociales.
“¿¿¿Perdón???…” contesté. “Sí…” insistió, “¿cómo puedo aprender a decretar?” “¡Esperáte, Pablo! Yo te conozco y vos no sos de las personas que van a llamarme para preguntarme algo tan absurdo, ¿qué pasa? Tú me estás preguntando eso porque hay algo que te está pasando, ¿qué ocurre?” “Noel…” me dijo con voz quebrada, “ayer diagnosticaron de cáncer a mi esposa y vos sos el primero al que estamos enterando”. Se rompió a llorar y me dijo: “Noel, ¡me gustaría que los decretos funcionaran! ¡De ese modo podría hacer que mi esposa sanara y no muriera!”
Esa noche hablamos prolongadamente. Lo escuché, le di una palabra de consuelo y oramos unos minutos. A partir de allí lo acompañé junto con mi grupo de estudio bíblico de los viernes en oración desde El Salvador. Fíjate, jamás confesamos ni declaramos y mucho menos, le di esperanzas de sanidad. ¿Por qué? Porque eso no nos corresponde como cristianos. Sí, podemos motivarlos a creer y a tener fe de que Dios puede obrar un milagro, pero con la sobriedad de que comprendan que la sanidad depende de Dios, no de los hombres ni sus confesiones. ¡Esa es la forma bíblica de enfrentar una crisis de esta índole! Simplemente orar con fe y acompañar a los sufrientes.
Así transcurrió todo el año 2017, conversando periódicamente y acompañándolo en oración desde la distancia. Claro, hasta que un día del mes de octubre —un año después del diagnóstico — Pablo me envió un Inbox informándome de la muerte de su esposa tipo 5 de la tarde. Le llamé por teléfono a las 10 pm y conversamos como una media hora. Desde ese momento en adelante, Pablo atravesó un largo período de duelo, pero a la vez se rodeó de su familia, amigos y hermanos a modo de ir recuperándose poco a poco de la pérdida.
Mientras estaba en su proceso de duelo, unos seis meses después de que su esposa murió, Pablo tuvo la oportunidad de ventilar su tristeza con un pastor. Ese día que conversó con él le expresó que, a pesar de los meses, aún no comprendía por qué Dios se había llevado a su esposa y cuánto la extrañaba. De repente el pastor le dijo: “¿Sabes qué Pablo? Creo que algo que te podría ayudar en tu recuperación es que estudies la doctrina de la resurrección. Yo comprendo que aún sufras y que te duela la pérdida, pero Pablo, ¡vas a volver a ver a tu esposa! ¡La vas a volver a ver! ¿No será que no has hecho bien tus tareas y te hace falta, no solo estudiar esa doctrina tan importante, sino también creerla?”
Interesante, ¿no? El pastor apeló a la teología como forma de ayudarle a enfrentar y superar el dolor. No solo lo escuchó y motivó a seguir adelante, sino que le dijo que estudiara esa doctrina de las Escrituras. ¿Y sabes qué? He ahí por qué es importante que el cristiano abrace una buena teología. Porque si tienes una buena teología eso jugará a tu favor a la hora de que la vida y tus creencias choquen. Si tú tienes una mala teología eso jugará en tu contra y tus posibilidades de salir airoso de este tipo de pruebas se reducirán, se retrasarán e incluso, puede que te quedes atorado el resto de tu vida.
Bueno, es hora de cerrar esta serie y solo me resta animarte a que a pesar de que ya pasaron varias semanas desde la muerte de Julio Melgar, no olvides seguir orando por su esposa y sus tres hijos. Ora para que Dios siga reconfortando sus corazones y para que encuentren en las promesas de la Escritura —especialmente en la doctrina de la resurrección— la esperanza de que volverán a ver a Julio en la eternidad.
De paso, ora por los cantantes y músicos cristianos que no están alineados a la enseñanza de la Palabra y que andan por todas partes pregonando sus equivocaciones. Ora para que puedan abrir los ojos y enderezar sus caminos. No solo por el bien de ellos, sino también por el bien de la iglesia y de todos aquellos que gustan de sus canciones.
Fuente: laaventuradecomponer.com
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